POV DIEGO —Ella se queda dentro —le digo a Val—. Nadie entra. Nadie. Porque no me extrañaría que mi madre decidiera hacerle una visita a mi esposa para asegurarse de que nuestro matrimonio está consumado. De que todo está bien sellado. Para ser sincero, me alegro de dejar allí a Aria porque esto es malditamente duro, más de lo que esperaba. No es que pensara que ella sería diferente. Tiene garras, siempre las ha tenido, y muerde. Me pregunto si se da cuenta de eso. Pero lo que pasó entonces, ¿la forma en que respondió, la forma en que me miró, se aferró a mí, la forma en que se vino? No fue lo que esperaba ni como esperaba que fuera. Esta noche tomé de ella, pero ella también me dio, y no lo entiendo. Me quito el resto de la ropa en la habitación donde se quedó anoche. Esta será
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