La guerra se extendió en el campo de batalla, los ingleses e irlandeses avanzaron hasta las fronteras de Edimburgo, donde la reina María I se encontraba refugiada en su castillo. Los nobles escoceses no podían dejar sola a la reina y llamando a los franceses, acudieron en su ayuda a cambio que la hija de María I se desposara con el hijo de Francisco II, rey de Francia. En esos momentos de desesperación María cedió a las peticiones del rey de Francia, hasta que llegue la caballería francesa en su ayuda, tuvieron que aguantar dos días los fuertes ataques de los arqueros y guerreros ingleses. La angustia se vivía dentro de las murallas del castillo, los súbditos de la reina gritaban: — ¡Vienen los ingleses!, ¡Vienen los ingleses! — ¡Huid por su vida!, ¡Proteged a los niños, mujeres y anc