El grupo se encuentra descansando y ocultos en casa de Darel, un pequeño pero acogedor lugar cerca de Berlín. Luego de la batalla en el internado tuvieron que huir de las autoridades alemanas y la única alternativa para un buen escondite era el hogar del australiano. La casa posee dos habitaciones, cada una fue destinada a chicos y chicas. Carlos y Darel platican sobre sus habilidades mientras que Misael los observa distante, aún está preocupado por sus compañeras Liesse y Micaela, ellas sufrieron bastantes daños la última pelea. Está más que consiente que fueron desordenados y actuaron al azar, algo que no puede volver a pasar o quizás no cuenten la historia. Aún con su mente hecha un manojo de preguntas sale de la habitación sin ser visto y se encamina hacia la cocina, el largo pasillo