"Lily?" Salvador toca dos veces con sus nudillos la puerta de la reluciente y recién amueblada oficina de la joven chica. El hombre está extrañado porque ya casi es hora de cerrar y no ha vuelto a ver a la chica en el piso de ventas para nada. "Puedes retirarte, Salvador." "Te veré mañana." Sin haberselo propuesto, la voz de Lily se escuchó bastante herida y triste. "Jefa, te sientes bien?" Abriendo la puerta un poco, Salvador se asoma dentro de la oficina lentamente. "Si, si, estoy bien." Lily hace girar su nueva silla ejecutiva para no mirar de frente al hombre a quien claramente habia pedido que se fuera. Salvador por el reflejo de la ventana observa que la chica se limpia a toda prisa sus mejillas, por lo que el supone que ella estuvo llorando por alguna razón que desconoce.