-6- Juegos del Destino

869 Words
[JAZMIN] Sentirme en sus brazos una vez más, ha hecho que mi mundo vuelva a girar con normalidad. Desde la primera vez que hemos estado juntos hace casi dos años atrás, que siento que sus brazos son mi lugar en el mundo, él me da seguridad, paz… tranquilidad —Te extrañaba tanto...— Me dice sin soltarme y sonrió. —Y yo a ti amor, ¿Te quedarás conmigo?— Le pregunto con muchas dudas y es que no quiero que se vaya. —Amor, tú sabes que no puedo... mi familia me espera en casa. Mi padre está ansioso porque vaya con ellos, ya sabes lo mal que se ha puesto en este último año. Solo he pasado por aquí primero porque necesitaba estar contigo.— Me explica con tristeza y sé que tiene razón. —Lo sé...— Respondo intentando no sonar triste. —Debo irme guapa...— Anuncia y me planta un beso de esos que me encanta, para después levantarse de la cama, se viste bajo mi atenta mirada, toma su maleta y yo me levanto también para buscar una camiseta y colocármela rápidamente y así poder acompañarlo hasta la puerta. —Adiós mi amor. Te extrañaré.— Le digo dándole un último beso. —Y yo a ti.— Pronuncia despidiéndose con un corto beso y se va. Me quedo parada sobre el marco de la puerta mientras lo observo subir al elevador y no sé si es mi impresión o él está muy extraño... solo espero que sea estos nuevos aires los que nos están poniendo así. [SANTIAGO] Le abro la puerta a Ana, quien debe irse a su casa y para mi sorpresa me encuentro a mi vecina parada bajo el marco de la puerta. Esta vestida... mejor dicho no vestida de una manera que me pone muy nervioso e inevitablemente los recuerdos de ella usando mis camisetas vienen a mi mente tal y como si fueran un karma para mi vida. —Adiós mi amor.— Me dice mi novia y luego me planta un beso que me toma por sorpresa. —Adiós.— Respondo y la observo caminar hacia el elevador donde justamente sube junto al novio de Jaz. Observo como las puertas se cierra y luego la miro a ella —Hola— La saludo. «Vaya que se ve guapísima.» Pienso y sé que ni siquiera debería mirarla así. —Hola...— Responde tímidamente. —No lo tomes a mal, pero dile a tu novio que la próxima vez no hable tan alto... no es necesario que yo escuche lo que hacen.— Comento de manera agria y luego entro a mi departamento como si nada. La puerta no se cierra y me doy vuelta para ver el porque y allí está ella parada en la entrada de mi casa vestida de esa manera mirándome con rabia—¡Lo siento si escuchaste lo que no debías escuchar, pero tampoco tienes que hablarme así!— Me reclama. Mi mirada se centra en sus largas piernas, en la manera que esa camiseta deja a la imaginación sus atributos... se ve tan sexy —Lo siento, pero me molesta.— Le confieso. —¡Pues, no debería!— Expresa enfadada. —¿Acaso a ti te gustaría escuchar a mi novia gritar mientras le hago el amor o a mí diciéndole que me vuelve loco?— Le pregunto de la misma manera. —Ya te dije que lo siento, eso es todo lo que te puedo decir.— Sentencia e inmediatamente la veo salir de mi casa y cierro la puerta detrás de ella. No puedo creer la manera que me he puesto, no puedo estar así por ella. Voy a la cocina y me sirvo una copa de vino y la bebo intentando tranquilizarme, hasta que un golpe en la puerta me hace regresar a la entrada. Abro y allí esta ella nuevamente —¿Que sucede?— Le pregunto sorprendido. —Tengo un problema...— Dice tímidamente. —¿Cual?— Inquiero. —Raúl me dijo que la puerta tenía un defecto de debía arreglar y me olvide... me he quedado fuera... ¿me prestas tu celular para llamar a un cerrajero?— Me pregunta avergonzada. «Esto no me puede estar pasando» —Toma— Le digo dándole el teléfono y ella se aleja un poco para hacer la llamada. La observo mientras busca el teléfono de un cerrajero en internet y luego llama. Intenta con uno y con otro; hasta que finalmente en una de las llamadas le dice a uno que está bien —¿Que sucede en esta ciudad? Van a tardar entre una hora y media y tres horas...— Me dice con rabia. — ¡No puedo ir a ningún lado... mira como estoy vestida!— Expresa molesta y si esto es una jugada del destino, juro que no es divertido. —Si, me di cuenta...— Le digo nervioso —Espéralo aquí entonces...— Le propongo y sé bien que no es una buena idea. —Gracias...— Habla nerviosa y solo le doy una tímida sonrisa que trata de decir que todo esta bien aunque los dos sabemos que no es así.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD