Hoy me levantado de buen humor, hoy por fin es mi cumpleaños, ojalá y hoy no tenga una nota en la cocina y de verdad puedan estar conmigo. Desde que llegamos apenas si los he visto.
Me arreglo rápido, recojo mi pelo con una coleta y bajo las escaleras a toda prisa, no escucho nada así que no es buena señal. Y ahí está esa maldita nota. Cómo las odio!
* Felicidades mi amor, papá y yo estamos muy orgullosos de ti. Sentimos de corazón no poder acompañarte en un día tan especial... tu regalo está en el recibidor, tienes una tarta en el frigorífico. Intentaremos estar está noche para tu transformación.
Te quieren mamá y papá.
Arrugó la nota y la lanzo contra la pared, cosa que ni de lejos alcanzó, tengo menos fuerza que un pedo. Amo a mis padres de verdad que sí. Pero es que me siento tan frustrada ellos son unos padres ausentes.
** No te preocupes ahora me tienes a mi**
— Quién ha dicho eso— digo mirando por todos lados.
** No te asustes soy Bru, tu loba**
Debo de estar volviendome loca, escucho voces en mi cabeza.
**Más bien una sola voz, no estás loca tenemos un enlace, como ya estás preparada para conocerme podemos comunicarnos por medio de un enlace mental. Es que nadie te lo ha explicado?**
** No la verdad es que no, como eres Bru?**
** Lo verás está noche, ahora tengo que descansar, eres un poco débil y me costará salir, no te ofendas**
** No me ofendo y cómo puedo hablar contigo**
** Tu solo piensa en mí o di mi nombre y yo te responderé**
** Muy bien gracias, hablamos más tarde**
Que emoción he podido hablar con mi loba, no entiendo porque nadie me había explicado nada. Ahora lo recuerdo quién me lo iba a explicar mis padres ausentes?
Llaman a la puerta debe de ser Marcia, abro la puerta y lo primero que recibo es un Felicidades!
Cómo puede saberlo si apenas nos conocemos de dos días y yo no recuerdo haberselo dicho? Cojo mis libros y saldo con ella a la calle.
— Está tarde te daré tu regalo, tus padres llamaron a los míos para que no pasarás tu cumple sola.— Dice Marcia emocionada.
Yo la verdad es que no sé muy bien como sentirme en estos momentos, debo de ser patética para que mis padres inviten a alguien. Aunque por otra parte Marcia me cae bien, podremos pasar la tarde juntas y tomar pastel.
Llegamos al instituto todas las personas me miran y cuchichean, no entiendo porque hoy parecen haberse dado cuenta de mi existencia.
— Dicen que la chica nueva fue golpeada por Mandy y sus secuaces, por eso el morado de su cara...—
— Quizás se lo merecía dicen que quería robarle a Ethan Miller...—
Sus cuchicheos llegan rápido a mis oídos, recientemente desarrollados. No necesito escuchar más, este sitio es igual que los demás, inventan e inventan solo por pasar el rato. Pero hay algo que me inquieta quién es ese tal Ethan Miller?
La mañana ha pasado volando hoy todas mis clases han resultado interesantes. A excepción de la última no me gusta gimnasia, soy la torpeza personificada.
Llegó a la clase, al menos no estoy sola Marcia y yo compartimos todas las clases. Lo peor de todo es la equipación, tenemos que llevar unos shorts para mí gusto demasiado cortos y una camiseta demasiado pequeña y entallada.
Mandy y sus amigas están en esta clase, vaya full, la ropa les queda perfecta en cambio a mi... no es que me este mal pero no tengo nada que ver, mi pecho es más pequeño y apenas si tengo curvas, ellas parecen unas jodidas modelos y yo... sin palabras.
Solo llevamos dos vueltas a la pista y ya estoy a punto de echar el estómago por la boca. En verdad Bru tiene razón soy una debilucha...
— Mandi déjame en paz! Ya te he dicho que no volveré a tener nada contigo. No eres mi mate y desde que me transforme solo la queremos a ella.— Dice el chico guapo gritando.
— Puedes equivocarte, igual si somos almas gemelas. Además nacimos el mismo día, nuestro destino está unido.— Dice Mandi con su voz gritona.
— Por eso mismo porque nuestros lobos no se reconocieron, además no quiero estar con alguien que se ha acostado con todo el equipo de fútbol!—
— Ethan Miller te arrepentirás por tus palabras, vendrás suplicando para que sea tu luna, no lo olvides.—
— Chicos ya basta, ahora cojan las pelotas y pásenla entre compañeros.— Dice la profesora de gimnasia.
Osea que el chico guapo es Ethan Miller, debe de ser muy popular estoy casi segura de que se trata del hijo del Alfa. Estoy absorta en mis pensamientos hasta que soy sacada de ellos por un tremendo pelotazo en la cara.
El impacto hace que caiga de espaldas, el dolor de mi nariz es horrible, además no deja de salir sangre de ella.
Todo el mundo se ríe y se burla de mi, otra vez vuelvo a sentirme humillada
Lo siento pequeña, estás bien. Debí darme cuenta de que estabas distraída. Dice Ethan ayudándome a levantar mi trasero del suelo. Pero desde cuándo era mi compañero? Si yo estaba con Marcia?
— No importa estoy bien.— Digo avergonzada.
— Vamos chicos continuar la señorita Philips está bien— dice la profesora dándome una toalla para cortar la sangre de mi nariz, podía haberme mandado a la enfermería, pero no me obligó a quedarme aquí.
Al fin la maldita clase ha terminado, si ya no me bastaba con un ojo morado ahora mi nariz también lo está parezco un payaso. Oh diosa que más me puede pasar!
— Marcia porque cambiaste tu sitio en gimnasia, creía que eras mi compañera.—
— Lo siento el futuro Alfa me lo pidió, creo que no quería estar cerca de Mandy, me perdonas? Es que a un Alfa no se le puede decir que no!—
— Te perdono pero siempre se puede decir que no. Nadie te puede obligar a hacer nada que no desees.—
— Creo que le gustas?— dice Marcia sonriendo.
— A quién?—
— A Ethan a quien va a ser sino a su padre. Jajaja..—
— Estás loca? El solo busca a su mate, ya lo escuchaste en la clase de gimnasia.—
— Y si eres tú, está noche ya podrás oler a tu mate y el a ti. Si es que está cerca...—
— Eso ni lo pienses! Me niego a ser rechazada de nuevo! Tu me has visto?— digo algo molesta.
— Lo siento, yo no pretendía...—
— No estoy enfadada, me perdonas por hablarte así? Di que si por fi...— digo haciendo un puchero.
— Claro que si, pero me debes un pedazo de pastel enorme.—
— Eso está hecho, te espero a las cinco vale? —
— Si, venga nos vemos más tarde.— Dice Marcia alejándose hacia su casa.
No me quería enojar con ella, pero es que me han rechazado tantas veces que no sé si soportaría una más. Ojalá no encuentre nunca a mi maté. No quiero experimentar el dolor de su rechazó.