—¿Por qué no desayunas, cariño? —preguntó Emma. La miré y decidí por preguntarle, tal vez ella sabia algo. —Alessandro no vino a dormir, lo llamé y le envié una cantidad de mensajes, pero no responde —expliqué, empezando a preocuparme de nuevo. No había podido dormir—. No sé a quién recurrir para saber dónde está, pues ya sabes que no tengo la mejor relación con sus padres. —Oh cariño —se acercó y me abrazó, lo único que haría era hacerme llorar—. Nada malo ha sucedido, sabes que las malas noticias son las primeras en saberse. Tal vez esta con Joseph, muchas veces cuando salen juntos, uno de ellos no vuelve a casa, todo depende de quien este mas pasado de copas. Me separé un poco y asentí, tal vez eso había sucedido. —Gracias Emma, seguro es eso —sonreí, besé su cabeza y la abracé
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