Francia
Detras del cristal del coche que lo transportaba, había un mundo, todos parecían tener una vida agitada, caminaban por las aceras con gran velocidad, tomados de las manos. Parejas, familias, personas solas que parecían complacidas con su soledad.
El, en cambio, se limitaba a ser un observador silente, no era el mismo Lexter Feridank de casi 20 años atrás. El tiempo justo en que Devil', el diablo lobo que vivía en su interior, le dió la espalda. Aún permanecía callado en un rincón oscuro y tétrico de su ser.
El mismo día que expulso a Betsy de su vida, le cambio la vida el no darse esa nueva oportunidad. Era pertinente desecharla. Bondia había trastornado su mundo, en el cuerpo de una monja que al final prefirió a un maldito demonio cupido'.
Al sentir el olor de su mate salir del vientre de la loba. Tuvo miedo de repetir la historia karmatica, de una, se dió por vencido.
Huyó como un cobarde del país, no por miedo a enfrentarse al demonio cupido', menos a ver a la bruja que prefirió los brazos de otro. Su único miedo era volver a encontrar a Bondia, entender su dolor, el ya la había matado. Si está era su tercera vida, lo más sensato, es no volverse a encontrar.
—Alpha, estamos llegando a su club. — Su beta hablo, conducía el coche que los transportaba por las calles parisinas. Estaba de paso, al amanecer tomaría un vuelo para volver a Londres.
—Perfecto Anfer. Espero que no hayas exagerado con lo de las chicas y de la buena acogida que ha tenido mi inversión.—Anfer era su nuevo beta, hasta eso le habían arrebatado, no sabía exactamente las circunstancias. Pero Elioth fue molido por un tren. Poco quedo de el para sepultar. Casi al instante, se creo el vínculo entre el y Anfer, uno de sus mejores guerreros. Aunque Elioth y este eran polos opuestos se había sabido acoplar a esa nueva conexión, muy rápido.
—Las mejores carnes de todo el continente europeo están ahí, solo debe señalar y ellas se abren. Cuando sepan que es el dueño de todo el lugar.—Se lamió los labios, casi ronronea. De solo pensar en sexo, se estremecía.—Llegamos, es ese.—Señalo con el dedo.
El lugar se veía exótico, en la parte alta estaba el nombre del local, 'Devil' con luces rojas, alumbrado la oscura fachada. aparte de las carnes que se veía a las afuera, haciendo fila para entrar. Después de bajar al amplio parqueo, salieron. No tuvieron que mostrar identificación, Dominic, su administrador los esperaba en la entrada privada.
—¡Alpha!. No sabe el gusto que sentimos todos sus súbditos, de que haya pasado a supervisar su inversión.—Le dió un apretón de mano. El hombre solía ser algo parlanchín, pero no al punto de hostigar.
—Todo se ve estupendo, Dominic.
—Espere entrar, Alpha. Hoy las nenas están de lo mejor. Tengo de todas las especies. Humanas, lobas, demonias.
—¿Hadas?.—Termino preguntando con inquietud.
—No, de esas no tenemos, esas criaturas están en extinción.—Saberlo le dió tranquilidad. No quería tener sorpresas en ese lugar.—Mejor entremos, Alpha, le tengo un lugar digno de usted. Con una vista exquisita.
Al cruzar la puerta, el ruido de la música estridente se hizo sentir, le agrado el ambiente, las luces internas, la pista movida. Se fue elevando hasta llegar al segundo nivel.
—Este es su asiento Alpha. El mejor, VIP.—Miro al lobo lambiscón. Después el espacio confortable, con sillones de cuero rojo.
Una bandeja con uno de los mejores Whisky reposaba en la mesa. Se sentó, desde las alturas tenía la vista de un halcón, el espacioso lugar, albergaba gran cantidad de seres, en especial hembras. Desde la pista de baile le llegaba un inusual olor a hembra en celo, mezclado con demonia s****l.
—Huele muy bien aquí, es casi narcótico, lo que impacta mi olfato.—Habian muchas siluetas femeninas con contoneos sugerentes, sudando, moviéndose como perra. Tomo el vaso de whisky que le acababa de servir el lambiscon de Dominic, lo llevo a sus labios. El licor especiado tentó su paladar, hasta correr con ardor por su garganta.
—Si, no son exactamente putas. La mayoría son jóvenes de bien, modelos, les gustan la vida "Open Mind".
—No importa, la que me guste, me la traes, hay una en específico, que parece hambrienta.—Siguio viendo, el olor seguía latente en la atmósfera del local.
Su vista se centro en un trío de tres. Resaltaba, una con vestido color dorado, bastante corto, a pesar de parecer tener buenas piernas, se enfoco más en sus buenos pechos. Hasta recordó a Betsy, le gustaban los pechos grandes. Olfateó. Eran una de ellas.
—Sube esas tres. —Le indico a Dominic.—No olvides decirles quien soy.—El asintió seguido al escuchar su orden. Aprovecho la espera para llevarse el vaso a la boca. Empezaría a disfrutar. Entrar en sintonía con el ambiente seductor.
Las tres hembras subieron sin demora. Mientras se iban acercando, comprobó su hipótesis, la de grandes pechos era la que andaba esparciendo sus feromonas.
—Hola.—Fue un saludo provocador, incluso le guiño el ojo. No tendría que hacer esfuerzos. En menos de una hora la estaría follando.
—Tomen asiento.—La vió acomodarse, haciendo piruetas con las piernas, no cabía duda de que era una golosa.—Tu, sientate a mi lado.—La chica de dorado fue seguida hacia el. Las demás hicieron pucheros. Su beta igual se encargaría de ambas, ya el tenía lo que deseaba en esos momentos.
Más de cerca, comprobó sus buenas formas, sus ojos combinaban con el color de su vestido dorado, su cabello castaño y corto le daba un toque sofisticado.
—Gracias Alpha.—Le susurro la chica. Olía más a demonia que a loba. Igual no le importaba, al menos no más que reconociera su supremacía.
—¿A qué manada pertenecen?. —Desvio la mirada al frente, ya su beta, comenzaba a entrar en calor, besaba a las 2 rubia. Lo vió bien, le quitó su atención y se centró en la híbrida seductora.
—No pertenezco a ninguna, pero si lo deseas, puedo pertenecer a la tuya.—Le sonrió.
—Debes pasar primero el control de calidad.—Le sirvió un poco de Whisky, luego le pasó el vaso.—Toma esto te ayudara a soportar.
—Soy difícil de complacer, mi Alpha. Entre los dos, no sé cuál sea más intenso.—Esa advertencia lo tomo de sorpresa, se veia experimentada. Pero no al punto de desafiarlo.
—Vamos a otro lugar, creo que tus amigas encontraron diversión.—Su beta las tenía ocupadas, cuando voltearon a ver, ya se habían marchado. Ese beta le resulto bastante lujurioso. El antiguo, era más encantado a matar.
Ella se levantó. Tomo la botella de whisky y la siguio. Dominic estaba en un rincón, esté pronto se hizo sentir para señalarle la puerta por dónde debía entrar.
Ambos fueron llevados por el pasillo, por un seguridad apostado en la puerta Neón. Al final estába la habitación VIP. Ella se le adelantó, camino más rápido y la abrió.
Estaba decorada para el sexo salvaje, el espejo en en techo, le daría un buen panorama de ese enorme culo.
Se acercó por la espalda, su olor le produjo una erección vibrante al instante, más la expectativa de que se enterraría en ella pronto. La hizo girar.
—Tengo reglas Alpha, cero besos, solo puede penetrarme por atrás.— Vió las cuerdas para amarrar apenas ella mencionó esa estupidez. Jugaría su juego en un principio, al final haría lo que le diera la gana.
—¿Cuál es la razón?. —Miro su cuerpo, al momento de bajar la cremallera de su vestido y hacerlo deslizar.— Dudo que seas virgen.
—Tengo novio, solo el tiene ese privilegio.—Parecia una broma, lo que esa demonia decía.
—Hay que aplaudirte, solo eres medio infiel.—Enfocó los enormes pechos que salieron a relucir. Los toco. No le cabían en las manos. Se bajó un poco para chupar uno de sus pezones.
—Tienes los pechos parecidos a alguien que conocí hace muchos años. —Termino de bajar su vestido.—Baila para mí.
Se alejo un poco para apreciar su cuerpo desde otro ángulo. Se quitó la ropa, seguido se recostó en fastuoso sillón, con su v***a en mano para ir tocándose mientras la veía contonearse.
Se lo froto, ella lo veía con lujuria, por si sola se fue acercando, bajo y gateo hasta donde el estaba, se posicionó frente a su majestuoso m*****o.
—Se ve delicioso Alpha.—Le paso la lengua a la punta, varias veces hasta atraparlo y comenzar a chupar como desquiciada. Lo hacía muy bien. No tuvo que ayudarla con la velocidad. Engullía a buen ritmo, paseaba su lengua con amplitud, succionaba su punta con remolinos y malabares sincronizados.
—¡Rico. Sigue así!.—La tomo del pelo para motivarla, ya la sentía cerca.—¡Chupala más rápido!.—Obedeció, en poco minutos se corrió en su boca. Esta, no soltó su m*****o, siguió lamiendo. Succionando su punta, para extraer cada gota de semen.
—Me gusta el sabor que tienes.—Dijo entre lamidas.
Tuvo que apartarla o se lo terminaría comiendo.
—Ve a la cama, todavia no terminamos.
—Por mi cuenta si, son 5000 dólares.—Quedo en Shock, era multimillonario, pero sabía el valor de las cosas, una mamada no valía tanto. Aunque fue una muy deliciosa, debía reconocer.
—Te daré 10,000 si te dejas penetrar y si es por el coño serán 20,000.—Estaba dadivoso, persuadido por los ricos pechos de la demonia y su cuerpo en totalidad. Vió hacia sus tangas, se notaba un monte de Venus voluminoso. Se saboreo.
—Deme los 5,000. Mi tía es muy necia. Si me pasó de la hora me castigara.
La vió recoger su vestido, se le escapaba la demonia. Saco un fajo de billetes y los puso en la mesa, al lado de su reloj y la botella de Whisky. Se movió hasta donde estaba el teléfono.
—Toma el dinero y lárgate. Llamaré una que desee ganar buen dinero.
Mientras marcaba un número, la vió acercarse aun con los pechos al aire, aparte del dinero, tomo su reloj y un anillo. Ladrona, pensó.
Dejo caer el teléfono, tomo la cuerda y fue hacia ella.
—¡Con qué eres una ladrona!.—La agarro de las manos, todo cayó al suelo. Su otro paradero fue tirarla al colchón.
—Faltaba dinero, solo cobraba.—Contesto sin remordimiento, incluso con gesto desafiante.
—Pues ahora te irá peor.
La ató. Luego sujeto la cuerda restante al espaldar de la cama.
—¡Suéltame, no sabes quién soy!. Por algo te pedí mucho. Soy una modelo cotizada.—Se retorcía mientras le quitaba las pantaletas. Y abría con fuerzas sus piernas.
—No importa quien seas, debes pagar primor.—Contemplo su coño a pesar de hacer esfuerzo para cerrar las piernas.—No valdrá tu intento, la cuerda está hecha para retener todo tipo de fenómenos.
—¡Dejame, me iré sin cobrarte!.
—Lamento informarte, pero la que me debes eres tú.—La abrió más y se acomodo, puso la punta de su m*****o en su abertura. Está siguió moviéndose, queriendo entorpecer la entrada.
Empujó con fuerza. Palpo la humedad de su Interior. Empujó hasta chocar con los límites de su coño. Movió su pelvis mientras con su torso aplastaba su cuerpo.
—¡Ay!.—Le dió fuertes estocadas, con rabia. Entraba y salía con amplitud. La resistencia se fue mermando.
Se levantó un poco para ver los choques, sus paredes lo absorbían gustosa, la demonia se movía debajo de el, noto el cambio de color en su piel, estaba super excitada. Le dió más duro, lamió sus ricas tetas. Ella sería su nueva tetoncita.
—Alpha. Siga.—Se abrió más. Miro con lujuria como su coño recibía las embestidas de su m*****o. Cuando sintió que explotaría, salió de su interior.—Damela en la boca.—Dudo, después recordó que las demonias eran amantes al semen. Un auténtico manjar para ellas. Dejo caer todo el líquido en su boca. La punta al final la restregó en toda su cara.
Una hora después volvió entrar en ella, sin ataduras, la demonia lo cabalgó, dejo que la usará toda la noche. Era una híbrida, entre mosdea y loba. Una vez le transmitías tus testosterona corrías el riesgo de que se volviera adicta a tu esencia.
El amanecer y el sonido de un teléfono lo encontró entrando en su coño, chocando sus pelvis. Está no hizo caso al sonido, menos el, apenas vió la hora y descubrió que eran las 6:AM.
—¡Qué rico!.—Empujo con fuerza, entre sudores, le encantaba esa híbrida. Desde hace muchos años atrás, no se sentía tan bien entre dos piernas. Poco a poco volvió a caer en esa nueva rutina. Dejo que ella tomara su m*****o en su boca y absorbiera cada gota.
En su breve reposo, el telefono de la demonia volvió a sonar. Está se levantó y lo tomo. Una cara de angustia. Se dibujó en su rostro.
—Es mi tía.
—¿Qué con eso?.—Pareciera que le temía bastante.
—Me está llamando de su teléfono local. Eso quiere decir que está en el país, vivo con ella. —Se empezó a vestir con rapidez.
—Si te vota de ls casa, puedes venir conmigo.—Ella sonrió, corrió hacia el para darle un beso en la boca, el primero, de paso le puso uno de sus pezones en la boca.
—Debo irme. ¿Tienes un bolígrafo?.—Está se movió un poco, sintió su coño desnudo.
—No. Puedes anotarlo en mi teléfono.—Lo tomo de la gaveta y se lo paso.
Fue rápida, casi se le vuelve a despertar el deseo, por suerte se levantó, para seguir vistiendose.
Cuando estuvo lista. Ya con intenciones de salir de la habitación, más la alegría que noto en sus ojos cuando le pasó 20, 000 dólares. Le hizo una pregunta crucial. La que debió en un principio.
—¿Cuál es tú nombre, demonia?
—Shakra.—Lo enfocó con un interés alucinante. Antes de hacer lo mismo.—¿El tuyo, mí Alpha?.
—Para ti solo Alpha. Ya veremos después.
Salió, luego de guiñar el ojo. Se sintió satisfecho con esa noche. Sin duda volvería a buscar a Shakra.