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Sus hechizantes ojos y su inocente sonrisa — Hermano, a que no vas a creer a quien me encontré ayer en el bar – dice Roberto con alegría — No tengo idea – digo secamente, Roberto hace una mueca de desagrado — Vamos, por lo menos inténtalo – dice con alegría, pero no me interesa ninguna mujer, solo tengo a una metida en mi mente noche y día, me tiro en el respaldo de la silla y él me mira — Roberto no tengo idea de a cuál de tu conquistas te encontraste anoche – digo con fastidio, me mira y frunce el ceño, después sonríe ampliamente — Hermanito no era una de mis conquistas, sino una de las tuyas – dice con una sonrisa pícara, y lo miro confuso — Está bien, veo que no estas para adivinanzas, era Alicia Palacios y me estuvo preguntado toda la noche por ti – recuerdo perfectamente a Ali