Daimon.
Tengo miles de años vagando por este mundo miserable, a mi paso he dejado un sinfín de destrucción y corazones rotos y no no me importa soy un ser oscuro que antes fue luz pero como dije ahora me embarga la oscuridad, soy un demonio que antes fue un ángel.
Soy Lucifer, Luzbel como quieren llamarme me da igual como me llames, ni yo mismo se cuantos años tengo, puedo mostrarme ante ti de cualquier forma, ya sea un anciano, un hombre, un niño lo que sea, soy hermoso siempre lo fui desde que fui un ángel mido dos metros de altura mis ojos son verdes si me muestro en humano claro está pero si estoy en mi forma demonio son rojos vivos como el fuego.
Mi corazón ya no es puro y nunca lo será, los demonios estamos en constante conflicto con todas las razas que existen en la tierra, me río de los humanos por que ellos piensan que son los únicos que existen en este planeta, se creen el centro de atención pues no lo son.
Tomo mi forma humana y salgo a la superficie y voy con mi víctima del día un idiota que quiere riqueza y a cambio obtendré su alma.
Ya con mi forma humana voy al recinto donde vive ese idiota, no sabe que solo disfrutará de la riqueza por un corto plazo y luego su alma será toda mía, aún es de día.
Aparezco dentro de su casa precisamente donde esta él parado.
—Dime que es lo que quieres tener exactamente—. Él se voltea hacia mi sus ojos se agrandan.
—Como entraste—.
—Soy Lucifer tu me invocaste, no me hagas perder el tiempo, di que es lo que quieres y yo te lo daré pero tienes que darme algo a cambio—.
—Yo, yo—.
—Habla ya o me largo—. Dejo que el olor azufre se intensifique.
—En verdad me darás lo que quiera—.
—Lo que pidas, dinero, mujeres, placeres lo que tú quieras—.
—Y a cambio de que—.
—Cuando me invocaste que dijiste que me darías—.
—Mi alma—.
—Si—. Hago aparecer el contrato.
—Yo tendré que firmar—. Sonrió.
—No el mismo tomara la impresión—.
—Impresión de que, mi huella—. Esto es lo malo de hacer pactos con los humanos ellos primero invocan y luego se arrepiente.
—No hagas que me lleve tu alma ya—. Lo miró, puedo sentir su miedo, los humanos no son más que unos cobardes.
—Esta bien quiero riqueza, que mi esposa regrese y que mi empresa tenga éxito—.
Le acerco el contrato él lo toma el mimo papel hace su magia y corta su piel así dejando una gota de su sangre en ella.
—Mañana que te levantes tus cuentas estarán llenas tu esposa estará en la puerta de tu casa y tu empresa será un éxito solo no te olvides a quien le debes todo o vendré por tu alma antes del tiempo estipulado—. Dicho esto desaparezco de su vista.
Tomo una forma humana más joven y empiezo mi andar buscando una nueva víctima, ladrones tengo a montones, asesinos ni se diga, mafiosos, tengo toda las escoria que necesito en este mundo.
De tanto caminar término frente a una Universidad, dos chicas vienen tan concentradas en su plática que no se dan cuenta que una de ellas se estrellará con migo en unos segundos, y como lo dije una termina estrellándose en mi pecho, la tomó de la cintura para que no se caiga, la otra me mira asombrada sus ojos color café casi llegando a miel conectan con los míos, algo recorre mi ser haciéndome estremecer.
Sus labios rosados se entre abren. —Yo no tengo culpa de ello—. Me defiendo antes que ella diga algo suelto a la otra.
—Ya Em creo que veníamos tan centrada en nuestra plática que no nos dimos cuenta que él venía—. Le dice la otra. —Lo sentimos verdad Em—. Le dice dándole con el codo por los costados.
—Si como sea vamos antes que papá se altere—. Le dice la que es Em.
Su mirada intensa me hace querer meterme a sus pensamientos pero no lo logro, ni mirándola directo a los ojos.
Toma a la otra chica de la mano y la aleja de mi. —Adiós—. Dice la otro de manera educada.
Ella no me mira, pero voy averiguar por qué me sentí de esa manera con ella.
La sigo con la mirada hasta perderla, regreso al inframundo y pienso en ella y la sensación que sentí al verla.
Eso fue raro muy raro solo recordarlo me estremezco y nadie a logrado ese efecto en mi...
Emily Jane.
Hoy me levanté de mal humor, si de mal humor él catedrático de filosofía me está alejando de mi promedio perfecto si soy muy buena estudiante y mi promedio de excelencia esta viéndose afectado por él no se que es lo que tiene en mi contra quiero matarlo, no literalmente pero se que muchos quieren hacerlo, no solo yo soy afectada por su régimen estricto, a decir verdad parece un dictador.
Mi nombre es Emily Jeane Govea Arezzo tengo dieciocho años en unos dos meses cumpliré diecinueve vivo con mis padres y mi hermana mayor ella tiene veinte soy de estatura mediana mido 1.65 soy baja, mi cabello es castaño soy de complexión delgada.
Voy a la ducha y tomo mi ducha de quince minutos, al salir me miro al espejo tengo una ojeras del tamaño de una mancha lunar.
Salgo y me visto ya vestida voy a desayunar a la carrera.
—Buenos días—. Saludo a mis padres.
—Buenos día hija—.
—Em viste mi libreta de cálculo—. Mi hermana Esther siempre olvida donde deja las cosas.
—Cre que está en la ventana que dejas abierta toda las noches—.
—Huy si que tonta—.
—Hija y esas ojeras—. Miro a mi madre y suspiró.
—Estuve hasta tarde despierta el catedrático de filosofía me está matando y es mi primer año esto es una pesadilla—.
—Pronto mejoraras ya lo verás—. Dice mi padre dándome un beso en la coronilla. —Esther mueve o van a llegar tarde—. Grita papá.
—Ya estoy aquí papá no grites—. No se como mi hermana luce perfecta toda las mañanas, y yo pues creo que un espanta pájaros se ven mucho mejor.
Suspiro y miro a Esther, no la envidio pero siempre se ve perfecta sin esfuerzo, y yo pues nada por más que me haga esto o aquello no consigo quedar bien.
—Hey genio nos vamos tenemos que llegar temprano—.
—Si voy por mis cosas—. Voy a mi habitación a recoger mis cosas para mi suerte la última clase que tengo es con el catedrático Carter a él no le gusta que le digan profesor viejo remilgado.
Recojo todo y salgo de la habitación. —Chao mamá—. Le doy un beso.
—Hasta luego niñas—. Nos da un beso a cada una.
Mamá es profesora de una Preparatoria de la localidad y papá es un ganadero el cría diferentes tipo de animales es como un granjero es lo que dice.
Hora y media después mi hermana aparca en el estacionamiento de la Universidad.
—Que te vaya bien con el lindo profesor Carter—. Ruedo los ojos. —Oh espera déjame arreglarte esas ojeras—. Pone algo crema en sus dedos y los pasa por mis párpado inferior. —Lista así no se te verán esa bolsa negras—.
—Gracias—.
—De nada no quiero que mi linda hermanita se vea horrible con esas bolsas en sus lindos ojos—.
—No te burles—.
—Em eres hermosa no me burló es la verdad—. Se acerca y me da un beso. —Nos vemos, hoy llega un estudiante de intercambio y quiero ver que tal es—. Niego.
—Suerte con ello—. Sonrió.
Camino hacia mi salón de clase tomó mi asiento y espero que las clases empiecen, tendré que ir a la biblioteca luego necesito información.
Horas después estoy en la clase del profesor Carter digo catedrático cree que por que tiene una maestría un postgrado es superior a nosotros.
Se los describo para que lo conozcan un poco es un hombre como de unos treinta y cinco años, tiene un cuerpo muy tonificado y no es que lo he visto desnudo Jesús me salve de ello, sus ojos son como los míos de un café casi llegando a miel, debe medir 1. 89 o más.
Suspiro y me concentro en mi clase a ver si le entiendo algo al profesor, si le entiendo lo que no entiendo es porque nunca le parece que lo que yo escriba sea digno.
—Señorita Govea la felicito hoy si hizo su tarea—.
—Gracias catedrático Carter—. Claro si me comí todo el libro anoche era obvio que tenía que salir bien si no me lanzaba al precipicio.
—Espero que para el examen este más que lista, nos vemos mañana—. Y a este que le dio, seguro todo los días se levanta del lado equivocado de la cama o hoy se golpeó la cabeza.
—Como el propio filósofo Manuel García Morente recito en sus libro Lecciones preliminares de filosofía “La filosofía más que ninguna otra disciplina necesita ser vivida”—. Él sonríe, en verdad me esta preocupando será que se siente mal.
Me acerco a la puerta pero el se adelanta y me habré, me quedo estática.
—Catedrático Carter se encuentra bien usted—.
—Si señorita Govea por que lo pregunta, que tenga una hermosa tarde—. Ahora sí debería preocuparme, no lo creo, mejor me voy antes que le de por despedirse con un beso.
—Igual profesor digo catedrático adiós—. Voy casi corriendo que casi me choco con John. —Lo siento—. Le digo.
—Descuida hermosa—. Es en serio que les pasa a estos dos John nunca me ha hablado así algo está ocurriendo aquí.
Salgo de la Universidad con la lengua afuera estoy en un sueño o una broma.
—Y como te fue—. Me pregunta mi hermana al lado de un chico.
—Bien—.
—Te presento a Gabriel, Gabriel ella es mi hermana Emily pero puedes decirle Em—.
—Mucho gusto—. Su acento lo delata, es guapo ojos verde, piel blanca, cabello castaño casi llegando a rubio y un buen fisco.
—Hola—. Le digo al gringo.
—Nos vemos mañana—.
—Eso dalo por hecho—. Le guiña el ojo.
El chico se aleja de nosotras. —Eses es el intercambio—.
—Si esta guapo verdad—.
—Si—.
—Y bien como te fue con el profe—. Suspiro.
—Genial—. Empezamos a caminar al auto que está en el estacionamiento de afuera.
—Anda dime qué tal—.
—La verdad es que el catedrático actuó muy raro él me felicitó y luego se despidió de mi cuando antes nunca lo hacía, puedes creer que hasta me deseo que estuviera una linda tarde, no dijo te deseo pero dijo que estuviera una linda tarde es demasiado raro—.
—Tal vez este enamorado de ti—.
—¿Que no?—. La miro. —No lo digas ni de broma Esther, esta no es la historia del típico profesor-alumna no nada de eso—.
—Quizás lo sea—.
—No es mi tipo y si lo fuera no andaría con él ni a la esquina—. Digo y miro al piso.
—Okey pero la posibilidad esta ahí y creo que...
Para de hablar de golpe cuando veo hacia arriba veo a un hombre muy apuesto con unos ojos verdes color esmeralda, unos labios que dios mío y su contextura corporal me hace sudar, nuestras miradas conectan y se me hiela la sangre, mi corazón se me detiene y da un galope fuerte.
Iba a decirle sus par de cosas pero él se adelanta.
—Yo no tengo culpa de ello—. Su voz hace que me tiemblen las piernas, que voz mas encantadora tiene.
Escucho que mi hermana habla pero no se que dice, la voz del chico resuena hipnotizando me y hace que resuene en mi cabeza, siento un codazo en mi costado que me hace salir de mi letargo.
—Si como sea vamos antes que papá se alteré—. Digo lo primero que me pasa por la mente.
Jaló a Esther y la muy tonta le dice adiós, camino a toda prisa.
—¡Oye pero que te pasa!—. Me dice ella soltándose de mi agarre.
—Lo siento—. Digo entrando al auto, ella también hace la misma acción y pone el auto en marcha...
—Es muy lindo no—.
—Si.. he digo quien—.
—Te atrape estas pensando en él tipo con el que choque, vi como te miro—.
—Estas loca ya déjame en paz, si necesitas algo estaré en mi habitación—. Entro a casa y me encierro en mi habitación.
Me tiro a la cama y cierro mis ojos, es verdad que estaba pensando en él, es que sentir esa sensación fue extraña muy extraña…
Aquí les dejo este primer encuentro y la primera impresión que estuvieron estos dos al conocerse.