Adrien golpea el hocico del enorme animal, prácticamente le saca unas tres o cuatro cabezas en altura y ni hablar en el tamaño de su cuerpo, sus fuertes patas arremeten contra el muchacho que intenta de todas las maneras posibles someter a la criatura; un puñetazo choca en las costillas de la bestia que retrocede adolorido, el joven se lanza sobre el lomo del animal e intenta mantenerse allí; molesto por tal atrevimiento el lobo n***o se sacude con ímpetu, hasta que se deja caer al suelo y rueda en el mismo aplastado al chico. Un quejido de dolor se escapa de sus labios, Adrien deja salir el aire de manera brusca más cuando está por recibir una mordida rueda sobre sí mismo y se aparta.
—Tienes agallas niño, me agradas— el lobo lo observa ladeando su cabeza.
—¿No te has dado cuenta? — son
