Fernanda sintió que había ganado una gran ventaja al haber conseguido una cita de la nada con Kotoko Parisini. Había sido un gran acierto haber invitado a cenar a su asistente Marion, pues le había dado mucha información de utilidad que en ese momento le estaba sirviendo para llegar a su objetivo. Su hipoteca quedaría saldada y la casa de su madre no correría más peligro de perderse.
El diseñador de modas se dio media vuelta para regresar a su lugar, caminando sobre sus pasos resaltando por su atuendo a medida que se alejaba.
Fernanda regresó a la mesa con una enorme sonrisa en el rostro. No pudo evitarla. Yan seguía absorto en sus pensamientos. Al parecer el término genérico no le causaba mucha gracia, aunque entendía el transfondo de la palabra ¿por qué le preocupaba tanto la opinión d
