Cuando recupero un poco la movilidad de mis piernas me levanto de la cama y observo a Robert que se ha quedado dormido como un verdadero angelito. Le doy un beso en sus labios y camino con paso incierto hacía lo que creo es la ducha. Bingo, la encontré! Me apetece tomar una reparadora ducha después de esta sesión intensa de placer. En solo dos días he tenido más placer carnal que en toda mi vida. Nada de compara a tener una sesión de buen sexo. Entonces una duda me asalta. Solo he tenido sexo con mi amigo... Glorioso, delicioso, muy disfrutable, lleno de orgasmos que me erizan la piel y muy, mmuuuyy repetible. Pero como será tener sexo con alguien más? Froto mi cuerpo con cuidado con el gel de ducha de Robert que huele a cítricos inexplicablemente y lavo mi cabello con el mismo.