Todo es rojo en mi visión periférica. Las oleadas de dolor van y vienen a voluntad. Mi cabeza se ladea y puedo ver reptar hacia mi un amasijo rojo y negro... Los dientes amarillos largos y puntiagudos de esa cosa que se arrastra por el suelo son acompañados por esos terribles y atemorizantes ojos que me han estado torturando desde que acepté este maldito trato. "Solo morirás si yo lo digo." La escabrosa voz resuena en los confines profundos de mi mente mientras que estoy recostada en el duro y frío pavimento. Creo que hay un revuelo a mi alrededor pero la verdad es que no estoy lo suficientemente consciente como para notarlo. Como si hubiera cubierto mis oídos con mis manos para no escuchar, poco a poco mi audición regresa a mi. Y es ahí cuando puedo escuchar los gritos y llanto de