CAPITULO 69: LA HIJA DE VITTORIO MORETTI. La frase le cayó como un golpe directo al estómago y por un momento, el mundo pareció detenerse, y aunque intentó mantener la calma, por dentro sentía que se desmoronaba. Estaba a punto de decir algo, cuando ella le dio la espalda ignorándolo. —María —llamó, alzando la voz mientras la empleada entraba apresurada en la habitación—, recoge las rosas y ponlas en otro jarrón. Esta vez, llévalas a mi habitación y colócalas junto a mi cama. Artem la miró, incapaz de hacer algo, sintiéndose impotente. Su corazón latía con fuerza, pero su mente estaba nublada por el dolor del rechazo y la frustración. Liana le dedicó una última mirada, fría y decidida. —Prepárate para la reunión de esta noche —le dijo, como si la conversación anterior no hubiera ocurri