Eran las seis cuando tocaron a su puerta, se sobre saltó porque, tenía la ropa torcida y las sabanas revueltas, había sido un sueño muy vivido. Aún estaba agitada y su ropa interior se sentia humeda. La voz de Augusto sono amortiguada por la puerta. _Mariana ¿estas bien? ¿todo bien? _Si, lo siento. Me quede dormida, pero ahora salgo. _ Ok, te esperamos. Fue una maravillosa experiencia, ya lo habia intentado con Marco, pero ahora se sentía mas libre y mas cómoda. America y Sofía estaban extasiadas con los espectaculares panoramas marinos. Sarah también estaba disfrutando de la experiencia, ya que Eduardo era su instructor particular y no cesaban de profesarse amor uno al otro, dándose arrumacos y caricias atrevidas cuando creían que nadie los veía. Los chicos eran expertos y se peleaban