Me giré hacia el sonido del disparo y vi a un hombre gigante acercarse al Barón Rojo.
En ese momento, grité: "¡Barón!, corre, yo me encargo de él".
El Barón Rojo estaba herido, pero no de gravedad, así que respondió: "Eso apenas me hizo daño, no te metas. Este idiota me las pagará".
No tuve más remedio que insistir: "No seas idiota, no podrás con él, es demasiado fuerte para ti".
El Barón Rojo se quedó pensando en lo que dije y luego le ordenó a sus hombres: "¡Vámonos de aquí! Estigma, no creas que te deberé algo, me voy para informarle a Hassan Sabbath. Nos veremos luego".
En ese mismo instante, el gigantesco hombre habló: "Estigma, al fin te conozco. Espera un momento y me encargaré de ti".
Luego agregó: "¡Barón!, no creas que te dejaré ir. Hoy morirás aquí junto a tus hombres"
