Mis largas uñas color carmesí resonaron una y otra mientras chocaban con el vidrio de la mesa de la cafería del hospital, el ambiente neutro me estaba provocando una severa jaqueca y el sentimiento era peor mientras escuchaba a Ángelo leer animadamente la nota del periódico JYLLANDS-POSTEN, cada palabra que narraban estos versos solo lograba que mis uñas aumentaran el ritmo sobre el cristal.
—"Lo que muchos medios de comunicación daneses han llamado la boda del año parece estar a punto de llegar a su clímax, pues la unión nupcial entre Fiona Larsen y el heredero farmacéutico Anton Pedersen está destinada a llevarse a cabo en dos semanas" —Leyó apaciblemente el italiano con aquella voz de reportero de noticias que tanto detestaba.
Solté un bufido no creyéndome las viles mentiras que decían esos versos.
¿Boda de año?
Por favor, Fiona había literalmente ofrecido su cuerpo en bandeja de plata a aquel hombre con el afán de que Klaus ganara un aliado, pues después de tomar la dirección y de que yo demostrara mi capacidad para dirigir el conglomerado sus aliados en la mesa directiva se le vinieron abajo.
—Klaus parece estar contento con que su hija se case con uno de los hombres más ricos del país y mucho más sabiendo que ese hombre es socio directo con el hospital—musité entrecerrando los ojos llena de rabia. Desde mí llegada los pasillos del Larsen International Hospital se habían convertido en una zona de guerra, la familia de mi padre intentaba constantemente ponerse en mi camino y yo no estaba dispuesta a perder esta disputa que estaba ganada en mi favor por derecho.
Ángelo cerró el periódico con fuerza y lo dejó sobre la mesa, sus grandes ojos cafés me miraron con una sonrisa muy conocida para mí, estaba por decir algo que no iba a gustarme, con sigilo tomó la taza de café y la llevó a sus labios con seguridad.
—No pareces contenta con la boda de tu hermana.
—No es mi hermana.
—Es la hija de tu padre...
—La hija que tuvo con su amante—concluí haciendo callar de manera tajante, nuevamente tomó el periódico y separó las páginas hasta llegar a la nota, sin tener una pizca de tacto dejó caer fuertemente sobre la mesa el papel mientras señalaba la imagen de Fiona abrazando felizmente a su prometido.
—No creo que estés tan tranquila—opinó de manera burlona,—esa cabeza maquiavélica debe estar pensando cómo arruinar su noche ¿O me equivoco?
Me cuestionó acertando perfectamente a lo que estaba ocurriendo en mi cabeza.
Sonreí.
Desde hace dos años aprendí que no hay mejor ventaja a la hora de combatir al enemigo que conocerlo, Fiona era igual a su madre, Aneka, siempre le gustaba ser el centro de atención y que los periódicos hablarán del lujo y la excentricidad con la que solía vestir, yo aceptaba que mi cuerpo estaba lleno de soberbia pero en ella gobernaba la excentricidad.
—Me conoces bien—respondí mientras le daba un trago a mi taza de café, Ángelo tenía muy buenos contactos, le encantaba salir de fiesta e involucrarse con la cremé inne de Dinamarca, sus conocimientos sociales eran igual de buenos que los de medicina general— ¿Tiene algo que pueda servirme?
—Sabes que siempre estoy dispuesto a ayudarte mi querida Sun-hee, el fin de semana estará aquí el hijo del candidato a primer ministro sueco, es un completo idiota pero tu amistad con él podría generar que el centro de atención sean ambos y no la pareja de novios.
Bufé, no iba a involucrarme con idiota simplemente por Fiona, no estaba dispuesta a darle tal importancia.
—Detesto...
—A los hombres con poco intelecto, a los guapos de cara bonita que simplemente saben abrir la boca para invitarte a follar pero que carecen de cerebro—completó imitando mi voz con una definición que incluso me sorprendió.—Él no es esa clase de idiota, suele tener uno que otro escándalo pero es por completo engreído ahora solo necesita una burbuja de escape para tapar el problema en el que está metido su padre, si te ofreces a ayudarlo tal vez recibas a un aliado internacional.
Ángelo tenía razón, era justo lo que necesitaba, había leído que un rumor estaba manchando las relaciones públicas del candidato, los medios alegaban que tenía una amante y que la preciosa relación que tenía con su esposa era teatralizada simplemente.
— ¿Qué es lo que me aconsejas hacer?
—Es sencillo, con el simple hecho de que él sea tu acompañante en la boda creará rumores, haz uno que otro gesto que sea captado por una cámara y con ello obtendrás la atención y Fiona estará furiosa, además puedo mover mis contactos en la prensa danesa.
Ángelo era un aliado fuerte e inteligente su plan no era del todo descabellado, tal vez si se planeaba con mucha más profundidad podría traer muchos beneficios. Mi teléfono, el cual permanecía sobre la mesa comenzó a vibrar indicando que la reunión con la abuela había llegado.
—Tengo que irme—informé mientras me ponía de pie—Habla con él, dile que me llame, ambos podemos ayudarnos mutuamente y salir beneficiados.
—Claro directora.—me guiño un ojo con una sonrisa de suficiencia—Nos vemos más tarde, que tengas buen día.
Sus palabras sonaron como un eco en mi cabeza pero al llegar a la puerta de mi oficina las cosas se vinieron abajo y mi día se arruinó de manera rotunda e irreparable, la abuela permanecía allí pero muy mal acompañada. Klaus, Aneka, Fiona y Anton permanecían sentados en los cómodos y costosos sofás que estaban destinados para mis invitados gratos, para mí no fue sorpresa mirar a Klaus portar su uniforme color azul debajo de su banca bata sin embargo Fiona portaba un hermoso y costoso vestido Chanel en horas de trabajo, al parecer alguien no se había presentado a trabajar.
—Vaya, parece que tengo visitas—le dediqué una reverencia respetuosa a la abuela, aquel gesto había sido inculcado por mis abuelos en mis años de crecimiento en Seúl después de abandonar el hospital en Alemania, ella sonrió no sin antes darme los buenos días.
—Debes estar enterada de que la boda de tu hermana se llevará a cabo en unas semanas—dijo Klaus con una extensa sonrisa mientras miraba a su hija tomar la mano de su prometido quien no dudó en asistir a la reunión portando un traje Giorgio Armani color azul marino lo que hacía resaltar sus ojos.
—Ha pasado más de un año y pareces no tener claro que hay niveles, en el área de trabajo soy la directora Sun-hee Larsen y su hija no es mi hermana, habiendo corregido eso, estoy al tanto de su boda.—Anton se movió incómodo al mirar mi frivolidad mientras que la sonrisa en el rostro de Klaus se borraba en sincronía con mis palabras.
—Señorita Larsen, mi familia se encuentra extasiada al poder enlazarnos de manera sanguínea con los Larsen.
El prometido de Fiona se aclaró la garganta visiblemente sorprendido por mi carácter frío.
Solté una risilla mientras negaba con la cabeza.
—Es una pena que su familia solo lograra un matrimonio con una Larsen ilegítima, una unión fuerte hubiese sido posible si hubiera aceptado sus propuestas de conocernos anteriormente.—La cara de Fiona fue épica, la satisfacción que sentía al mirarla era un sentimiento inigualable, era como un maná caído del cielo en tiempos de hambruna.
—Yo...Bueno.—El hombre no podía soportar tanta presión así que decidí ayudarlo.
Como si se tratara de una campana de salvación mi secretaria entró a la estancia mirando su reloj.
—La reunión de accionistas iniciará en unos minutos—antes de que mi rostro se desencajara de la sorpresa mire a la abuela con un signo de interrogación en mis ojos. ¿Una junta de accionistas? ¿Ahora? ¿Sin haberlo comunicado con antelacion?
— ¿Por qué nadie me lo comunicó? —Pregunté casi susurrándole, ella sonrió.
—Es una reunión convocada por Klaus y los Pedersen, fue algo rápido por suerte tu agenda estaba vacía—la abuela nunca solía esconderme información por lo que deduje que acababa de enterarse hacía poco tiempo, después de asentir no dude en ponerme de pie molesta de que mi ataque directo al ego de Fiona no se hubiera completado, ya habría oportunidad, mucha oportunidad. La duda recayo en mí. ¿Porque querrian los Pedersen convocar a la mesa de accionistas? Sus acciones eran un corto cinco por ciento.
Había sido complicado guardarme este rencor para mí sola, durante un año había intentando mantener la cordura y mostrar mi potencial con la guardia baja pues posiblemente mi carácter hubiera sido confundido por inmadurez, las acciones estaban dividas: El treinta por ciento pertenecían al abuelo, el veinte por ciento a la familia de mi madre y el cinco por ciento a Klaus, las demás eran de socios externos de la elite danesa, los Nielsen, Pedersen Jensen y Andersen.
—Un gusto verla de nuevo señorita Larsen, no siempre se puede tener ese placer—expuso el Sr. Andersen mientras me sentaba en la silla giratoria principal, mis uñas que demostraban mi nerviosismo no dudaron en declarar la mesa de cristal como suya.
—Lo lamento mucho, la responsabilidad de liderar este conglomerado toma todo mi tiempo—sonreí,—Mi objetivo siempre ha sido mantenerlos satisfechos con mi trabajo, mi abuelo confiaba en mí y agradezco que ustedes me hayan dado ese voto de confianza.
El Sr. Jensen se aclaró la garganta visiblemente nervioso, su incomodidad era tanta que aflojo un poco la corbata que ejercía presión sobre su regordete cuello, con un poco de indecisión dio un trago fuerte al vaso de agua que permanecía a su lado y dirigió sus oscuros ojos negros en mi dirección.
—Yo convoque esta junta—confesó provocando que mis ojos se dirigieran a la próxima familia política de mi padre. ¿No que habian sido los Pedersen? Apreté el puño, nunca habia tenido un temperamento sencillo y no me agradaba que jugaran conmigo.
¿Qué demonios tramaba Klaus con esto?
No se me ocurría nada que no fuera conspirador y en mi contra.
—Parece afligido, por la amistad de nuestra familia le pido que hable con confianza—le dijo la abuela haciéndolo sonreír más nervioso.
—He decidido vender mis acciones a los Pedersen, han sido muchos años pero creo que llegó el momento de pasar mi lugar en esta mesa a otra familia—si hubiera tenido algo en la boca posiblemente lo hubiera escupido. ¡Vender! Habia dicho vender.
¡Maldita sea!
Era cierto que los Jensen no tenían heredero además de que nadie de su familia había estudiado Medicina ni Ciencias de la Salud sin embargo sus planes de vender sus acciones a la nueva familia política de mi padre me lleno de inseguridad, a pesar de estar enojada y nerviosa no deje que la información me afectara o por lo menos no superficialmente.
— ¿Puedo preguntar que se planea en la familia Pedersen ahora? —intente que mi pregunta fuera lo más cálida posible, ambos padres de Anton sonrieron mientras le dedicaban una mirada de satisfacción a la nueva pareja.
Qué asco.
—Pretendemos unir las próximas acciones de su hermana con nuestra nueva adquisición es como un regalo de bodas para nuestro hijo—mi rostro se tornó estupefacto por la idiotez que acababa de decir, no pude evitar acercar mi silla aún más a la mesa mientras mi brazo se respaldaba en el cristal.
— ¿Puede decirme de qué acciones está hablando? —mi dedo índice acarició mis labios de manera amenazante y provocadora, esperaba con ansias escuchar esa respuesta, pues a menos de que Klaus decidiera quedarse sin nada era imposible que Fiona heredará algo, en cambio yo tenía muchas cosas que decir y ya era el momento de quitar la tapa de mimbre al contenedor de la cobra venenosa.
La mirada de Fiona se tornó nerviosa ante la confesión de sus suegros, al parecer nadie la había puesto al tanto de esos pensamientos, la expresión de Klaus fue igual.
—Lisa...—Antes de que Klaus logrará formular una oración la respuesta de la familia Pedersen me hizo reír.
—Según tenemos entendido Fiona heredara el diez por ciento de las acciones de los Larsen así que consideramos prudente aumentar el patrimonio de nuestra hermosa nuera—musitó Lisa Pedersen con confianza.
Yo seguía atónita, vaya, Klaus y Aneka eran realmente inteligentes al hacer sus jugadas pero ahora el tiro les había salido por la culata.
—Klaus y Aneka parecen esconder mucha información para ustedes, ya que los temas de la familia son confidenciales me vi en la necesidad de ocultar mi postura cuando tome el control de este hospital, sé que me presente como la heredera mayoritaria y ofrecí dar mi mejor esfuerzo pero la verdad es que soy la heredera absoluta—la expresión de los presentes cambió por completo.
—Sun-hee—aquellas palabras fueron como una advertencia de parte de Aneka, temía que arruinara la boda de su hija, no le veía el problema, si la boda era por amor que importaba decir que su hija estaba en la calle y que el abuelo no la había contado para ser heredera de su inmensa fortuna.
—Las acciones de Sun-hee son del treinta por ciento, al casarse la familia de Young-Mi sederán la parte de su madre que les fue abdicada al morir, por lo tanto la heredera mayoritaria es mi nieta—explicó la abuela.
—Presidenta, ¿Me está diciendo que sus dos nietos no fueron tomados en cuenta por su esposo?—Fiona quería desaparecer.
— ¡No! No es de esa manera—se apresuró a decir Klaus intentando salvar la situación.
— ¿Alguna vez ha visto a un hijo ilegítimo siendo heredero de algo? —pregunté antes de darle un trago a mi vaso de agua—Es como decir que un bastardo tomara el trono de algún reino.
—Señorita Larsen, ella es su herma...
—Es la hija del hombre que lamentablemente dio sus genes para concebirme y su rastrera amante, esa es mi posición al respecto, Fiona y ese hermano suyo nunca serán considerados como mis hermanos—espete provocando que más que uno me miraba atónito, Anton quería escapar del lugar al darse cuenta de la mirada llena de rabia que le lanzaron sus padres, nadie había sido sincero, era por ese motivo que la verdad era vergonzosa para algunos.
—Sun-Hee por favor, no hables de esa manera de mi prometida.—Anton parecía avergonzado, lo entendía, era vil y despiadada cuando me lo proponía.
—Me alegra saber que la defiendes, mi corazón se encoje al mirar el amor con el que lo haces espero que siga de esa manera y que mis palabras no afecten ese cariño—el cinismo en mis palabras fue notable.—Es mi decisión compartir mis bienes con los hijos ilegítimos de mi padre, sin embargo, tengo que aclarar que eso nunca pasará, no importa cuántos millones de coronas danesas sean ni un solo peso será para ellos y mi herencia jamás será fraccionada.
—Madre por favor, ¿Acaso no te das cuenta de la actitud de Sun-hee? Ella no me respeta como su padre—el rostro blanco de Klaus se puso rojo de rabia como ya era costumbre cada vez que estaba en mi presencia.
— ¡Cállate Klaus! Si un hombre quiere que los hijos lo respeten como padre ¡Debe comportarse como tal! —aquella conversación estaba comenzando a ponerme mal, sin embargo, aquellas palabras de apoyo de la abuela me trajeron en sí de nuevo.
—Presidenta, debemos calmarnos—dijo Lisa Pedersen no pudiendo ocultar su incomodidad,—pronto seremos familia...
—Es por ello que no debe dejarse engañar, mi hijo abandonó a su esposa por su amante y la embarazó estando casado, llegó el momento de decirles por la confianza y años de amistad que tenemos que Klaus tuvo mucho que ver con la muerte de Young-Mi, aquella mujer sufrió demasiado debido a mi falta de tacto a la hora de educarlo de cierta manera me siento culpable, así que les pido que ninguno de ustedes juzgue la manera de comportarse de mi nieta quien fue la que más ha sufrido debido a esto—la abuela se puso de pie mientras tomaba su caro bolso y le lanzaba una mirada a su secretario, estaba por marcharse.—Me parece una falta de respeto de parte de los Jensen haber vendido estas acciones a una familia externa antes de considerar a los Larsen, sin embargo no puedo interferir en sus decisiones.
—Presidenta por favor déjeme...—la abuela logró hacer callar al señor Jensen con una sola mirada.
—Olvidaremos esto, después de la boda espero poder reunirme como se debe con los nuevos socios, además, déjenme aclarar que piensen en Fiona como su nueva nuera pero jamás como un aliado en los negocios de la familia porque si ese fue su objetivo principal debieron haber optado por Sun-Hee quien es la heredera legítima de esta familia—la abuela me sonrió y después salió por la puerta haciendo resonar sus largos tacones en el suelo de mármol.
—No queda nada más que hablar, espero que mis pensamientos hayan quedado claros. Mi deber moral con ustedes no cambia, sin embargo, espero que nadie se involucre en mis pensamientos personales, demos por terminada esta reunión.
Me puse de pie no sin antes dedicar una mirada llena de rencor hacia mi padre y su familia quienes tampoco se midieron en sus sentimientos.
FAMILIA.
Era una palabra que no conocía del todo, no conocía lo que era un padre amoroso, ni mucho menos una familia unida. Mis recuerdos casi borrosos eran crueles y viles, mi madre llorando en una de las esquinas de la habitación después de haberme dormido con todo el amor del mundo, sin embargo, no contaba con que yo solía despertar por sus sollozos nocturnos.
—Yo te cuidaré mi pequeña, mamá siempre estará para ti, lo prometo.
La voz de mamá nunca abandonaba mi cabeza. Me detuve en medio del pasillo y cerré mis ojos intentando no dejar escapar ninguna sola lágrima, tome aire, desde que pise suelo danés nunca se me vio una faceta débil, no iba a comenzar ahora. Me dispuse a continuar mi recorrido.
—Hasta cuando Sun-Hee—la voz de Aneka me detuvo,— ¿Hasta cuándo dejarás de humillar a mis hijos?
Llevé las manos a mis ojos asegurándome de que no había ni una sola huella de lágrimas antes de voltear y encararla con una sonrisa soberbia. La debilidad no debia permitirse delante de una vibora como ella.
—Hasta que te vea revolcándote en el fango como la perra que eres—espete llena de rabia, no venía sola mi padre le sostenía la mano y parecía igual de molesto que ella.—Es una pena que tengas que utilizar a tu hija como moneda de cambio para obtener poder, nunca lograrás vencerme, eso puedo asegurarlo.
Ella sonrió con pesar, su largo y delgado dedo me señaló.
—Si sigues con ese carácter soberbio terminaras sola, es por ello que ningún hombre dura más de dos meses contigo, es una pena que tu hermana a sus veinticinco esté comprometida y tu ni siquiera tengas una pareja estable—atacó mi padre apoyando a su esposa, vaya manera de intentar bajarme el ego.
—A diferencia de tu hija no necesito venderme a ningún postor por un lugar en la alta sociedad—me acerque a él hasta quedar a unos cuantos centímetros de su rostro.—Con mi dinero y poder no necesito un hombre, una mujer capaz no necesita a nadie para demostrar su supremacía.
—De que te sirve tu dinero...
— ¿Si no sirve de nada porque lo deseas tanto? —arremetí esta vez contra la mujer quien se quedó callada al momento.—Con esa cara de mosca muerta no engañas a nadie y mucho menos a mí, estaré presente en la boda de tu hija, espero que su matrimonio se lleve a cabo.
Me di la vuelta pero la mano de mi padre me retuvo. Al escuchar la mencion de la boda parecio comprender que no me referia a nada bueno. Sus ojos se nublaron con miedo y preocupación.
—Por lo que más quieras Sun-Hee no hagas nada de lo que te arrepientas—suplicó entre dientes haciendo reír.
—No impediré la boda de tu hija, mis deseos son sinceros, solo espero que después de esto dejes de intentar ganar terreno en la mesa de accionistas, no te queda bien, confórmate con lo que tienes y deja de estorbar en mi camino ¿Me entendiste? —su agarré se aflojó al instante.
— ¿Me estás amenazando?
Negue.
—Te estoy advirtiendo pero si noto que estás moviendo tus piezas en el tablero de nuevo no dudaré en convertir mis advertencias en amenazas.