✔ 9. Noche calurosa:
❌ Advertencia: Próximo capítulo con escenas eróticas, no recomendado para menores y personas sensibles al contenido.
Angelina estaba en su habitación preparándose para dormir, se duchó, se aplicó crema por todo el cuerpo, se puso un camisón azul de tirantes finos.
Estaba acostada, dormitando cuando escuchó pasos que se acercaban a su cama.
Cuando levantó la vista para ver quién se acercaba, apenas podía creer lo que veía.
Se preguntó a sí misma:
"¿Cómo entró aquí?"
No había manera de que pudiera haber entrado en su habitación.
_ ¿Que haces aquí? ¿Cómo entraste?
_ No importa cómo entré, lo importante es que estoy aquí.
_ No puedes entrar a mi habitación y mucho menos en medio de la noche.
_ Yo puedo y lo sabes.
Estaba perdida tratando de organizar sus pensamientos cuando él se metió en la cama.
"Dios, ¿qué está haciendo?"
Se acercó y la besó.
No podía entender qué locura era esa.
_ No puedes estar aquí, tienes que irte.
Ella habló separando sus labios de los de él y empujándolo.
_ Seguro que puedo. Me estás diciendo que me vaya, sólo por el placer de hacerlo. No es tu deseo.
Sintió sus labios sobre los de ella otra vez, un beso voraz y salvaje.
Su cuerpo reaccionando, rindiéndose.
Podía hacer con ella lo que quisiera.
Se sentía débil, su cuerpo un traidor.
¿Pero cómo resistirle? ¿A tu beso?
Imposible. Entonces quería más. ¡Mucho más!
Sintió sus manos correr por su costado, enviando escalofríos por su columna.
El tacto firme, incendiando tu cuerpo,
mostrando que la deseaba.
Envuelta en caricias, se entregó.
Daba igual por dónde entrara.
No importaba si estaba en su habitación, si sus padres o su hermano estaban en casa, si podían escucharlos.
Nada importaba excepto lo que ella estaba sintiendo en sus brazos.
Siguiendo sus instintos, ella lo abrazó.
Sintiendo que Angelina, se rendía, buscando más, bajó su mano un poco más, deslizándose hasta tocarla.
tu muslo. Lentamente hizo el movimiento inverso, subiendo y subiendo debajo del camisón, sintiendo su piel suave, cálida.
_ ¡Dios mio!
Está mal llamar a Dios en este momento, lo sabía, pero no podía pensar con claridad.
Sintió que su intimidad se contraía.
Su excitación aumentaba con cada beso y caricia.
Se sentía depravada, muy depravada, sin vergüenza.
Entró a su habitación sin su permiso y aceptó sus besos, sus caricias.
Estaba disfrutando lo que hacía, no podía ser así. Dáselo a él.
El beso fue roto por él, para levantarle el camisón. No trató de detenerlo, levantó los brazos.
Sintió su mirada fija en sus pechos. Lo vio morderse el labio inferior y una de sus manos cubrió uno de sus senos, como comprobando si cabía en su mano.
Alucinada por su toque, haciéndola querer más y más.
Dejó un rastro de besos desde su cuello hasta sus pechos. Sintió su lengua, su aliento caliente. Alternaba entre pasar la lengua, chupar, dar ligeros mordiscos, pasar de uno a otro. Boca en uno, mano en el otro masajeando,
Nunca en su vida había imaginado sentir tales sensaciones. No podía controlarlo, gimió, el placer que sentía era demasiado para controlarlo.
Él no se detuvo, abandonó sus pechos y bajó dejando un rastro de besos.
Sintió los besos depositarse en cada parte de su vientre, sus manos sujetándola con fuerza por la cintura. Él la mira a los ojos, un brillo intenso que muestra su alegría, lo que está sintiendo.
Al darse cuenta de que Angelina está tratando de controlarse, pregunta.
_ ¿Esta gustando?
Ella no responde, no puedo, perdida en su mirada.
¡Que mirada!
Los ojos marrones, tienen un brillo intenso, que embriaga.
_ Como no respondiste, lo comprobaré por mi cuenta.
Y en un impulso siente que le tiran las bragas, se las quita y las tira.
Ella observa cómo él mira sus partes íntimas, siente vergüenza, siente que tiene las mejillas rojas.
Se dio cuenta de que le daba vergüenza estar completamente desnuda delante de él.
_ No hay de qué avergonzarse, tu cuerpo es hermoso. Me encanta lo que estoy viendo.
Él la mira intensamente y le abre aún más las piernas.
_ Necesito ver si te gusta o no lo que hemos hecho hasta ahora.
"¿Qué quieres decir? ¿Qué va a hacer?"
No la deja pensar, con sus dedos tocándola.
_ ¡La manera que me gusta!
Huele los dedos.
_ ¡Demasiado maloliente! Puedo ver que te gusta lo que he hecho hasta ahora. Ya te olía. Ahora necesito probarte.
"¿Qué? Debe estar loco."
Ella pensó.
Siempre mirándola a los ojos lo que la avergüenza más.
Él se inclina, comenzando a besar desde la rodilla hacia su parte íntima, a través de la parte interna de su muslo.
Ya ni siquiera sabe su nombre, mariposas en el estómago, escalofríos recorriendo su cuerpo. Si necesitaras correr ahora para salvar tu vida, no podrías, tus piernas son más suaves que gelatina.
Cuando sintió su cálido aliento sobre su sexo, trató de cerrar las piernas, pero se detuvo.
Su lengua la toca, haciéndola confesar cuánto lo está disfrutando.
_ ¡Delicia!
_¡Estoy de acuerdo! ¡Tu eres deliciosa!
_ Eres un desviado.
_ ¡Soy realmente mi amor! Y te aseguro que aún no has visto nada.
_ Encima de todo es un descarado.
No pudo responder cuando sintió su lengua tocándola de nuevo. El placer que siente la hace abrir más las piernas.
Pon tus manos en tu cabello y tira...
No quieres que se detenga.
_ Te haré disfrutar. Pero no estará en mi boca, estará en mi polla.
Emocionado admira lo hermoso que es.
Ella no le quita los ojos de encima, observándolo desabotonarse la camisa botón a botón, que pronto termina en el sillón de la esquina de la habitación.
_ ¿Te gusta lo que ves?
Ella asiente con la cabeza.
Se desabrocha los pantalones y lentamente los baja. Si la intención es torturarla con anticipación, ten por seguro que lo está consiguiendo, hasta el punto de que ella pierde la paciencia.
_ ¡Tómalo! No puedo esperar más.
Él sonríe, respondiendo a mi petición, también la tira en el sillón y luego suda.
_ ¡Veo que te gustó! Seguro que te gustará aún más cuando lo sientas.
_ Es muy engreído.
_ Luego me dirás si te gustó o no.
Dice arrodillándose en la cama, abriendo las piernas.
_ Te gustará, pero necesito que te relajes.
Su voz es suave.
Se posiciona y en un ligero impulso entra haciéndola gemir.
Empezando a ir y venir, lento, rítmico, tortuoso.
_ Más fuerte.
Pidió.
_ ¡Veo que a mi princesa le gusta el sexo más rudo! Me gusta eso.
Una bofetada le partió el muslo haciéndola más excitante.
Los cuerpos chocan, el ruido resuena por la habitación, están sudorosos, pegados el uno al otro.
Él la besa, le muerde el cuello, le da una palmada en el muslo.
.
_ ¡Usted es más deliciosa! Tu coño está delicioso.
Están jadeando. Las palabras cachondas la excitan aún más.
_ ¡Disfruta en mi polla! Disfruta de tu hombre.
Era imposible no cumplir con su pedido. Él fue el siguiente.
Con los ojos cerrados, abrazándolo, acariciando su cabello.
Perdido en sus pensamientos, preguntándose cómo pudo haber sucedido esto.
No poder encontrar una explicación, si es que la hay, a esta locura.
Sólo podría estar loco.