No podía dejar de mirar su rostro mientras comía, sus mordiscos eran suaves y discretos, mantenía la mirada hacia abajo, su rostro parecía distraído o algo triste. Yo por el contrario me sentía maravillado con su presencia. Era tal cual como la había pensando. - ¿Te ha gustado la comida ? ¿Quieres algún postre ? - le pregunté cuando habíamos terminado de almorzar. Ella limpiaba sus labios con delicadeza. - Ha estado muy rica. Gracias por invitarme. Pero he quedado bien, no creo que haga falta un postre. - ¿Qué planes tienes para esta tarde ? - Ninguno. - respondió mirándome a los ojos. - ¿Te gustaría ir al cine conmigo ? - ¿Al cine ? Hace tanto que no voy. - Podemos dar un paseo y más o menos a las cinco o las seis podemos ir al cine. - Suena muy bien. - Te siento un poc