JAVIER El corazón se me apretó dolorosamente en el pecho cuando la chica que se había convertido en mi mundo se apartó de mí, como si yo fuera la más horripilante de las criaturas, pero tal vez lo fuera. No la merecía, siempre lo había sabido, pero lo último que quería era que me tuviera miedo. Pensé que lo habíamos superado, pero fue culpa mía, ella era perspicaz, muy perspicaz. Se daba cuenta de que yo no era de fiar, era un monstruo, pero uno que se dedicaría a ella. Era tan malo enamorarse de la oscuridad, podía protegerte mucho mejor que la luz, ocultarte por completo. Rhina miraba al suelo inquieta y nerviosa, una de sus muchas costumbres adorables que echaría de menos. Ni siquiera me miraba a los ojos. A partir de ahora, Rhina no volvería a verme. Yo tampoco volvería a verla, se