Miro el azul celeste en los ojos de Alex, que me observan con mucha atención. Pero es tarde, toda la culpa reposa sobre mis hombros siendo dolorosa, porque lo que menos quería era dañar a las personas que han visto algo bueno en mí desde hace mucho tiempo sintiéndome nada.
─Clem, no es tu culpa ─dice Nicole al otro lado de la línea leyendo mis pensamientos.
─Sí lo es…les estoy poniendo en peligro, ahora Arturo no tiene su bar ─murmuro mordiendo mi labio. Mis palabras llaman la atención de Alex, quien asevera su cejo, el calor que antes invadía el espacio cerrado se ha disipado por el desconcierto y la noticia desgarradora.
─Juntos podemos recuperar el lugar, es algo material; estamos vivos, tontuela ─dice y podría jurar que está sonriendo con inercia como suele hacerlo para hacerme s
