| Mafia Irlandesa y Sacerdote nuevo |

3063 Words
Hace cuatro años y medio atrás… Irlanda Lanzo las cosas que me entregan dándoles un ceño fruncido. La policía detuvo mi búsqueda cuando dieron por sentado que estaba secuestrada por la mafia gracias a mi artículo «Pues es lo que sucedió o algo parecido» ─¡No me interesan estas cosas, díganle a su patético jefe que se los meta por el trasero y que me deje en paz! ─Exclamo furiosa, cansada de estar encerrada en una mansión remota en Irlanda, donde todos tienen un acento extraño. ─¿Sucede algún problema? El único jefe que existe soy yo, ¿acaso me estás insultando? ─Pregunta una voz gutural, el hombre de más de cincuenta años aparece en la puerta de la habitación. Pensé que él era un mito pues no se había aparecido al frente de mí, hasta este momento─. Veo que Alfa te tiene bien consentida, al ser su esposa… ─No soy su esposa ─gruño encarándole. ─Sé lo contrario; que eres la mujer que eligió para que nadie pudiera tocar…qué lástima, porque eres todo un bombón pelirrojo ─expresa relamiéndose los labios mientras me observa de arriba hacia abajo. Mi corazón late con fuerza, él se acerca a mí. ─¿Has escuchado de mí y lo que represento? ─Sí…que eres un idiota narcisista que se hace llamar el “rey de irlanda” un mafioso, un maldito criminal ─manifiesto sin miedo y sus ojos claros con algunas arrugas alrededor se posan en los míos, veo que su bronceado le da más contraste a su cabello cubierto de canas cenizas. El hombre es alto y con un semblante sombrío. Rompe la distancia y sostiene mi mentón con fuerza. ─Cuida esa boquita, pelirroja. Eres sexy y Alfa te ha reclamado como suya, pero si llegas a joderme la paciencia me desharé de ti, dándote de comer a mis Pitbulls; a ellos les suele gustar la carne…blanda, de las mujeres ─amenaza, tomo una bocanada de aire observando lo real que es su advertencia. ─Señor ─habla Alfa a su espalda, luego de haber desaparecido un mes completo dejándome encerrada en este lugar. El hombre se gira soltándome bruscamente. ─Controla a tu mujer o de preferencia se la hubieras dejado a mi hijo para que se haga cargo de ella y sabes la manera en que Sayer destroza a las mujeres…la tuya podría gustarle, su afición son coleccionar pelirrojas de cada país ─dice son frialdad riéndose y arrugo el cejo. Alfa posa sus ojos oscuros en mí. ─Lo haré, su alteza ─expresa de manera sumisa. ─¿Todo bien con el cargamento de Turquía? Estuviste un mes entero y espero buenas noticias, he tenido que venir a saber de uno de mis mejores hombres. ─Sí, ha sido efectuado con éxito, el Capo Demir pagará lo pautado ─explica Alfa. El hombre le asiente y le da unas palmadas en el hombro para luego mirarme con oscuridad. En cuanto se va dejándonos a solas, suelto el aire retenido. No es que confíe más en el sujeto que me ha tenido cautiva en este lugar diciéndome que me “salvó” pero es mejor que el otro que me ofrece de comida a sus perros o a su sádico hijo. Alfa cierra la puerta detrás de él quitándose el saco para mostrarme sus fornidos brazos con su piel morena. ─¿Estás mal de la puta cabeza? ¿Qué hubiera sucedido si no regreso a tiempo? ─Dice furioso. ─Seguramente sería comida de perro, nunca me vas a controlar. ─Le encaro con dureza. Noto cómo sus fosas nasales se expanden. ─¿Acaso quieres morir? ─No, pero, tampoco quiero estar aquí. Quiero volver a mi vida, y ver a mi madre ─respondo, él rompe la distancia entre nosotros acercándose con su enorme tamaño. Elevo mi mentón para no dejar de mirarle. ─Nunca volverás a tu anterior vida, a menos que sea muerta y ni así. Deja de creerte la victima aquí, tú jugaste con fuego y publicaste algo que enojó al capo de la mafia irlandesa, él te perdonó la vida solo porque yo te reclamé como mía y lo que menos has sido es ser mía, maldita seas, Clementina ─gruñe enojado, me hace retroceder hasta una de las paredes de la habitación y él me acorrala. Suelto un bufido. ─¿Quieres una mamada? Para compensar tu arduo sacrificio ¡Que yo no pedí! ─Exclamo con mis pulsaciones enloquecidas. Alfa toma una bocanada de aire y suspira dejándome sentir su aliento caliente combinado con el olor de su perfume intenso «el imbécil huele muy bien, y también es muy atractivo» pienso, mirando sus ojos oscuros. ─Mi polla no cabe en esa pequeña boquita, y solo bastaría con tenerte abierta para mí para reventarte con ella ─dice con la voz rasposa que de repente eriza mi piel. Abro mis ojos con sobresalto y mi vientre se tensa por sus palabras, él se inclina hacia mí para olisquear mi cuello─. Te has puesto el perfume que te mandé, huele mejor en ti, ahora que seguro tienes el pulso acelerado y tu piel está caliente ─agrega y mi pecho sube y baja. ─Im-bécil ─espeto con dificultad por su cercanía. ─Creas o no, has estado en mi mente todo este tiempo, me imaginé miles de veces cómo te embestía y escuchaba tus agudos gemidos en mi oreja ─suelta, le empujo por sus palabras. ─No… ─murmuro sin saber lo que estoy sintiendo. ─Tus ojos grises me dicen lo contrario como todo tu cuerpo ¿Si meto mi mano entre tu ropa no me encontraré tu coño húmedo? ─Inquiere y trago con dificultad─. Asume tu destino, Clementina Quinn; es a mi puto lado…eres mi Beta y te protegeré como mi única mujer. ─¡Te odio! ─Exclamo con rabia. ─También te odio, pero, mi deseo es más fuerte ─espeta y me desconcierta. Mi cuerpo siente una cosa y mi corazón otra. ─¡Eres un patán de mierda, un criminal, mafioso de porquería! ─Grito golpeando su pecho con mis puños mientras mis ojos se escuecen llenándose de lágrimas. Pero él me sostiene de la nuca con posesión y se termina de inclinar para llegar a mi altura─. ¡Te odio, te odio, te…! ─Mis palabras se irrumpen con sus labios sobre los míos, besándome con intensidad. Algo estalla en mi interior junto a mis latidos y mis labios reciben gustosos los suyos. Porque tengo que admitir que me imaginé besándolo muchas veces en la oscuridad de este lugar, por las noches fantaseaba que entraba y poseía mi cuerpo dejándome ver mejor el suyo desnudo a cómo ya le he podido ver cuando entré a su habitación sin llamar…su torso bien trabajado, con unos pocos tatuajes y su polla llena de venas que reposaba erecta. «No he podido quitar esa imagen de mi mente» Me coloco de puntillas intensificando el beso y entierro mi mano en su nuca acariciando el cabello largo y oscuro de Alfa, algunos de sus mechones caen sobre mis mejillas dándome cosquillas y dejándome oler su champú combinado al aroma del cigarrillo. Suelto un gemido en medio del beso voraz. Él aprieta mi trasero con una de sus manos y nuestros cuerpos se van moviendo hacia la cama, él me empuja sobre ella deteniendo el beso. Reboto en la cama desorbitada y mirándole. Comienza a quitarse la camiseta dejándome ver ese torso con el que fantaseé muchas veces y él prosigue desabotonando su pantalón mientras se quita los zapatos. Mis pezones se colocan duros observándole mientras que mi clítoris palpita al ver cómo su polla se aprieta erecta detrás de la tela de algodón que baja para sacarla; pesada y larga. Muerdo mi labio de forma instintiva. ─En cuanto esté dentro de ti, sabrás que eres mía; mi beta, esposa y mujer. Ningún hombre podrá tocarte bajo mi protección y mi apellido, soy la mano derecha del rey de la mafia irlandesa, mi sobrenombre tiene poder y tú…también lo tendrás ─manifiesta con su voz gruesa y abro mis ojos con sobresalto. Su cuerpo se termina de acercar a mí colocándose encima, él en un movimiento rompe mi blusa liberando mis pechos que rebotan turgentes y redondos. Su vista se posa en ellos. ─Mejor de cómo me los imaginé…rosaditos y erectos ─pronuncia pellizcando uno de mis pezones para hacerme retorcer debajo de él. Reprimo un gemido y muevo mi pelvis por su estimulación. ─Vete al infierno ─gruño entre dientes, pero, no forcejeo ni me niego a sus toqueteos lujuriosos, al contrario; los pido a suplicas. ─Estoy en el infierno desde que conocí tus ojos grises y cabello cobrizo ─declara llevándose a la boca uno de mis pezones; chupa, saborea y lame haciéndome gemir mientras que su otra mano baja mi pantaloncito del pijama apartando la tela de mi tanga y sus dedos tantean mis pliegues. ─Mierda ─gimo por lo bien que se siente. ─No me digas que eres virgen ─dice apretando mi pecho. ─Si lo fuera; no te la entregaría ni loca ─respondo provocándole una sonrisa deliciosa. Él súbitamente introduce dos de sus dedos sintiendo lo mojada que estoy por él, mientras se pasa de un pecho al otro. ─Lo sabía, maldición, estás muy mojada, Clem ─gruñe excitado clavándome sus ojos oscuros. ─¿Qué esperas para follarme? ¿Pedirme matrimonio? ─Inquiero sardónica. A lo que él saca sus dedos y abre bien mis piernas mirando mi coño bien lubricado. ─No hace falta pedírtelo; ya eres mi esposa en la mafia irlandesa ─declara hundiendo su polla en mí de golpe. Abro la boca por cómo se abre camino, me siento expandida, caliente y muy húmeda. Mis gemidos se afloran cuando él comienza a mover sus caderas embistiéndome con su dureza. Aferro mis manos a su espalda musculada y busco sus labios para morderlos y saborearlos mientras me penetra una y otra vez. Curveo mi espalda entregándome por completo a su cuerpo; calor, olor y las palpitaciones de mi corazón para sentir cómo el orgasmo me envuelve de manera intensa en medio de gemidos. ** Desnuda a un lado de él mientras recuesto mi mejilla en su pecho, muevo mi dedo en su abdomen endurecido. ─¿Tu verdadero nombre? No creo que tus padres te hayan llamado “Alfa” ─Pregunto despegando mi mejilla para mirarle. Tenía los ojos cerrados y ahora me observa. ─Mis padres murieron, me llamo: Lucian Blood, “Alfa” me lo ha puesto Harvey. ─¿El hombre…? ─Sí, Harvey Lord es el capo de la mafia y mi jefe. Gracias a él soy lo que soy y tengo todo. ─¿Te gusta servirle? ─Él resopla acariciando mi espalda desnuda. Y se levanta de la cama caminando desnudo para ir hacia el baño. Arrugo mi cejo siguiéndole, él abre la ducha metiéndose debajo de ella─. Solo eres su perro faldero ─espeto llamando su atención, él golpea los azulejos con su palma para mirarme con oscuridad. ─Una vez dentro; no se puede salir a menos que sea por el camino de la muerte. Así que, es mejor ser el maldito mejor degenerado y que el rey confíe en ti a que seas un lacayo inservible y reemplazable. Niñita, no sabes lo que es la vida en este puto lugar, debemos más que nuestras vidas: “Vives o mueres”, y yo, elijo vivir sirviéndole a él. ─No soy una “Niñita” ─Espeto entrando a la ducha con él. Me coloco al frente de Lucian y admiro su rostro acunándolo. Llevo sus labios a los míos para besarle─. Soy tu mujer; Beta ─manifiesto sin saber en lo que me estoy metiendo. Pero, mi madre a parte de decir que el diablo vive en mí, también dice que suelo seguir mis instintos…normalmente susurrados por el mal. ** Tres años atrás… Disparo en el blanco a unos largos kilómetros, celebro con una sonrisa. ─¡¿Dónde está Beta?! ─Exclama la voz de Lucian a lo lejos. Quito mi ojo de la mirilla para verle caminar de forma imponente y la mirada endurecida. ─Señor… ─Aparta a uno de los hombres que me custodian o me cuidan para llegar a mí. ─¿Qué mierda te dije de desaparecer sin avisar? ¡Te estuve buscando por todos los malditos lugares! ─Suelta enfurecido. Dejo salir un resoplido soltando el cartucho de la bala recién disparada y me levanto del suelo lleno de tierra. ─Quería practicar con el rifle ─digo con simpleza. ─¿Con ese escote? ─Pregunta mirando mis pechos que sobresalen. Remojo mis labios bajándolo un poco más y luego noto cómo él traga con dificultad. «Nuestra tensión s****l es exquisita» ─Con él distraigo a los escoltas y hacen lo que yo pida ─respondo mirando a sus hombres que parecen nerviosos ante la presencia de mi Alfa. Lucian chasquea su lengua. ─No puedes exponerte; Harvey te ha pedido para su hijo y hará lo que sea para quitarme de tu lado, si desapareces, no podré protegerte ─manifiesta preocupado y con dureza. ─Lo siento ¿Sí? Solo…estoy un poco pensativa por lo de mi madre; su enfermedad ha avanzado dentro de prisión y tú prometiste que me ayudarías a sacarla. ─He pagado a los abogados. ─No es suficiente. Paga a un juez, o amenázalo ─digo mirándole. Lucian arquea una ceja sugestiva. ─¿Estás pidiéndome que use mi poder en la mafia a tu favor? ─Inquiere jocoso. ─Sí… ─digo jadeante acercándome a él para invitarle a probar mis labios. ─Lo que pida mi Beta ─declara acariciando mi vientre─. ¿Sientes…? ─Es muy pronto para que dé pataditas de mini Alfa ─murmuro sonriente. Dejo salir un suspiro mirando al hombre que se ha incrustado en mi corazón en el último año─. Si ese imbécil del hijo de Harvey no me quisiera para él, viviría en paz este embarazo ─pronuncio con preocupación. Alfa pega su frente de la mía. ─No permitiré que te aparte de mi lado, primero tendrá que arrancarme de tu corazón y ya me pertenece ─manifiesta en mis labios. Ha sido un año y medio viviendo en el infierno de la mafia irlandesa y el primer año fue de maltratos por parte de Harvey, donde Alfa me ha salvado una y otra vez, pero, eso me hizo más fuerte, con ganas de que Alfa y yo escapemos lejos de todos…ahora con nuestro bebé. Beso sus labios con vehemencia y él me alza, rodeo su cintura con mis piernas mientras él aprieta mi trasero llevándome a la mesa de las armas, me posa encima abriendo mis piernas y comienza a besar mi cuello. ─¡Dense la maldita vuelta! ─Gruñe Alfa hacia sus hombres que de inmediato le hacen caso, suelto una risa por eso y admiro a mi hombre. ─Te amo ─murmuro acariciando su largo cabello. Sus ojos se abren con sobresalto y aclara su garganta. ─Te amo…Clem ─pronuncia luego de mirarme unos segundos para domar mis labios de nuevo con los suyos. ** Sangre…veo mucha sangre entre mis muslos mientras grito con miedo y entre los sollozos. Alfa entra corriendo a la habitación y me mira con pánico, él sabe lo que sucede; también yo. Lo hemos perdido. ** Un año y medio atrás…01/06/2030 Luego de perder a mi bebé, sigo con los medicamentos de la Doctora que trabaja para los integrantes de la mafia. De un momento a otro; en mi pecho comienza un dolor junto a mi brazo, grito en auxilio, pero, esta vez me encuentro a solas con los escoltas que me levantan del suelo llevándome a un hospital. Recostada en la cama, abro los ojos para mirar a Lucian a mi lado besando mi mano, su rostro es de preocupación o quizá de miedo…nunca le había visto así ni cuando perdimos a nuestro bebé y dijeron que posiblemente no pueda concebir nunca. ─Clem, ¿te sientes bien? ─Pregunta, arrugo mi cejo mirando a otro Doctor diferente a mi lado. ─¿Y la Doctora? ─Cuestiono desconcertada. Lucian aprieta la mandíbula con molestia. ─Me deshice de ella ─pronuncia con ronquez. ─¿Por qué, qué hizo? ─Dañó tu corazón ─responde sin más─. Dígale Doctor, a menos que quiera que lo reviente aquí mismo ─pide Lucian con los ojos rojos y apunta con su arma al sujeto que comienza a temblar. El hombre traga con dificultad mirándome. ─La anterior Doctora, te administró una combinación fuerte de fármacos diarios que te han…afectado directamente el corazón, has sufrido un infarto, tu corazón ya no responde con normalidad y en cualquier momento… ─¿Me voy a morir? ─Pregunto con miedo ahora mirando a Lucian a quien no le tiembla el pulso para apuntar con su arma. ─¡No! ─Exclama Lucian─. ¡Dígale lo que tendré que hacer! ─Eh…necesitas un trasplante de corazón, pero tienes que entrar en la lista de espera de donantes y se puede tardar días, meses hasta años… ─¡Le voy a encontrar el corazón y usted se lo cambiará! ¿Entendido? O toda su familia morirá si le sucede algo a mi Clementina ─amenaza Lucian, sujeto su mano pestañeando el escozor de mis ojos. ─Lucian… ─No voy a permitir que mueras, haré lo que sea para que tengas un nuevo corazón, no pienso perderte ─dice con la voz rota. Abro mis ojos de golpe al ver a Alfa afectado; nunca le he visto así. ** Actualidad… Knoxville Alexander Cipriano Termino mi versículo y el primer servicio en la iglesia que ahora estará a mi cargo por la reciente muerte del anterior sacerdote. Es mi primera iglesia a cargo por lo que me siento con el alza cuellos un poco apretado y sudo por más que sé que soy bueno en mi oratoria y al hablar de la palabra de Dios, pero…no siempre fue así. Las personas se levantan y ofrezco la hostia sagrada mientras hablo del corintios doce veintisiete. Pero, las puertas de la iglesia se abren antes de tiempo dándole paso a una mujer con un vestido blanco y corto mientras que una cruz oscura se posa entre sus pechos apretados por el escote y que cubre una cicatriz lineal y rosada. Paso saliva para encontrarme con sus ojos grises, cabello cobrizo y pecas en la nariz; es una mujer de labios voluptuosos y mirada insinuante. «¿Quién es esta mujer?» me cuestiono pestañeando. De repente, mi corazón late con fuerza ante el recuerdo de mi preciosa Lucille…arremolinando aquello que había enterrado en mi pasado lleno de mucha oscuridad, lujuria y pecado.
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