El estado de Katrina a primeras horas de la mañana no fue tan estable como Ragnar hubiese querido. Por supuesto que él no se apartó de su lado ni un solo momento y en varias ocasiones dejó salir a Remus para aumentar su energía y ayudarla a aliviarse. Julián intenta convencerlo de descansar, pero él se niega rotundamente a dejarla sola. —Si lo desea, yo puedo quedarme con ella mientras usted duerme un poco, alfa —le dice él—. En teoría mañana debe iniciar su tratamiento y necesita estar descansado para eso. —No es necesario, Julián, estoy bien. Julián asiente antes de retirarse. Ragnar se queda mirando fijamente a Katrina en la cama. Su rostro aún está pálido, pero al menos con la transfusión de sangre ganó de nuevo algo de color y está respirando con normalidad. También Remus dentro