Hacia las afueras del casco urbano, en una enorme, pero misteriosa mansión, Jarl estaciona su Porsche en la zona VIP e inmediatamente dos hombres se acercan y llevan a Amber hacia el área de las presas, llamada así al sitio donde son encerrados los humanos que luego son subastados para las cazas. —Maneja con cuidado este asunto, amigo. Procura no hacer nada que te afecte. —Esa pulgosa me va a pagar cada una de las que me hizo, Gabriel. —Es mejor dejar su caza en manos de los otros socios, así nadie puede relacionarte con su muerte —Gabriel trata de hacerle entrar en razón a Jarl, pero él se encuentra renuente a escuchar. A pesar de todo, Jarl asiente. Amber todavía está inconsciente. Lo último que sintió fue un fuerte golpe en la parte trasera de su cabeza, después de eso todo fue oscu