Todavía no me acostumbro al cambio de lobo a humano y me duele todo el cuerpo. Recojo la ropa que dejé en un maletín apartado de las tumbas. Mi cuerpo tiembla por el frío descomunal y mi corazón martillea no tan solo por el cambio. Recuerdo su toque, su labios en mi cabeza peluda. No puedo apartar de mi mente esos ojos manantiales y su piel blanquecina. Al verla fue fenomenal, ella era parte de la aurora boreal y su cuerpo resplandecía compitiendo con los colores del cielo desde un verde a un morado. Termino de ponerme la ropa y no puedo creer que era un fantasma. La sentí, me acarició y me estremecí nada más de recordarlo. Esa neblina la envolvió y cuando salió su cuerpo se veía aireado. Me da rabia que se hubiera ido con ese chico amigable, demasiado para mi gusto y la veía con esos ojos de cordero. Tengo que ponerme en marcha, esta noche vine a visitar la tumba de mi querida Leyla, era mi mejor amiga y en estos momentos la extraño tanto. Solo lleva un mes de muerta, su muerte fue por un infeliz de la otra manada. Les cuento que somos licántropos y nos dividimos por Norte y Sur. Soy de la manada del Norte y mi padre ha quedado ciego por una pelea entre los del Sur. Jugaron sucio dejando a mi mejor amiga muerta y mi padre sin vista. Eso me ha llevado a ser el líder alfa de Gales del Norte a mis veinte años y no me siento para nada preparado. Todos confían en mí y tengo miedo de defraudarlos, sin mi amiga inteligente no soy nadie. Subo a mi auto, en el diario vivir somos gente común y corriente, la compañía de Micro-Cervecería es nuestra. En el carro enciendo la calefacción y suena mi celular. Lo había dejado en la guantera. Lo saco, al ver quién es resoplo. Es el novio de mi difunta amiga.
Joder
No puedo seguir ignorándolo, su sufrimiento me hunde más. Si Leyla estuviera a mi lado me hubiera dado un cocotazo por ser insensible con su Pulga. Se me escapó una risa, ese era su apodo para su amor. Antes de responder me coloco el cinturón de seguridad.
—Hola, Craig —enciendo el auto y salgo fuera del cementerio.
—Hasta que por fin respondes, nadie me entiende como tú y me has pateado toda esta semana —su reproche me hace sentir vergüenza.
—Perdón, no sé como ser de ayuda…
—Leyla me pidió, si ella faltara que te cuidara. Aunque no lo creas siempre te metes en los peores e inverosímiles problemas —su voz se escucha fañosa y soltó una risa a pesar de su dolor.
—Tienes razón, me pidió cuidar de su Pulga y no puedo defraudarla. ¿Dónde estás?
—Papá, ¿qué ha sucedido? —escucho que habla azorado—. Espera Berwin —volvió a la línea.
—Si quieres corto y hablamos después —le comento en vano, porque siguió hablando por allá.
—Disculpa Berwin, debes venir al castillo. Papá dice que todos debemos reunirnos por ordenes de tu padre.
—No me llamó —no me extraña si no confía mucho en su inexperto hijo.
—Si contestaras las llamadas, solo aparece. Te veo acá —cortó apresurado, de seguro su papá lo apremió.
Con cuidado de no estrellarme verifico el historial de llamadas y tengo dos llamadas perdidas de mi papá. Demonios, golpeo el volante. Debe estar muy enojado y me costará una regañina. El castillo es donde vive nuestra manada y somos una familia de licántropos unida. Piso el acelerador, sin importarme estrellarme. Si no llego mi padre me podrá decapitar sin tener visión. Solo quisiera poder ir a mi cama y repetir ese encuentro con la hermosa fantasma. Sus ojos son una perdición y de pronto aparece una chica al frente del auto, no podré frenar a tiempo. Viro el volante y el carro derrapa, freno con la emergencia y me meto al monte. Los nervios me consumen, suelto el cinturón de seguridad y abro la puerta del carro. Al bajarme hay mucha neblina, joder y en el medio de la carretera se encuentra la chica fantasma. Con esa camisa blanca de botones, llena de sangre y no queriendo pensarlo, pero debió de ser de un hombre. Le queda enorme y sus largas piernas al desnudo. Camino lento hacia la carretera, mi corazón late de prisa y mis manos tiemblan. Ella está desorientada y mira sus manos. No es fantasma, tiene cuerpo y está descalza e indefensa. Al fin levantó sus ojazos y me dio su mirada. Casi me desplomo al verla.
—¿Estás bien? —su pregunta me despierta.
Acelero el paso para tocarla, quiero sentir su mano en mi cuerpo humano. Estoy a un paso de ella y no se asusta. Solo me mira curiosa y hasta tiene una mirada divertida.
—Sí, todo bien y ¿tú? —me rasco mi cabello confundido.
—Que bueno, no hubiera podido vagar… Me corrijo seguir, si te hubiera lastimado, no sé qué sucedió estaba… —se quedó callada y me sonrió nerviosa—, olvídalo me iré —dio la espalda y se tiró la camisa en ese trasero de buen ver.
—¿Apareciste de la nada? —si cree que se irá como así, no.
Empezó a jugar con su cabello blanco y mis manos mueren por sentirlo.
—No sé qué ocurrió, solo aparecí… No me creerás, solo sigue tu camino. No te preocupes por mí… —Sigue dándome la espalda.
—No puedo —corto la distancia y toco su mano helada.
Ella se tensó y giró sobre su hombro. Sus ojos se abren enormes y no corta su mirada conmigo. ¿Me habrá reconocido?
—Tus ojos —se dio golpes en la cabeza y de pronto se tambaleó.
La sostengo, su delgado cuerpo pegado a mi pecho y así como la tuve desapareció. «¡No, maldición!» Pateo furioso y giro en el medio de la carretera desierta. No hay rastro de ella, no estoy loco joder, la toque y tengo que saber que mierda sucede. Corrí hacia mi auto, espero que encienda y al girar la llave prendió. Salí como loco y me fui con mi manada. Todo debe estar conectado, lo intuyo.
El imponente castillo me recibe y pasar por su muralla es calidez de hogar. Me estaciono y nada más poner las botas en el suelo me recibe Craig.
—¡Avanza, tu padre está ansioso! —tiró de mi brazo y nos fuimos corriendo.
Me llevó hacia el auditorio, estaban todos reunidos, los murmullos agitados. Al pisar la arena, sentí a mi padre, cada lobo tiene su aroma particular. Mi papá se detuvo y respiró profundo al sentirme.
—Berwin, ¿estás bien? —Su voz es de preocupación y me tomó por sorpresa.
Todos giraron a verme, es incómodo y sonrío tímidamente. Mi amigo Craig, me golpeó en la espalda para animarme.
—Sí padre —carraspeo y camino, todos me abrieron paso.
—Sube a mi lado —papa extendió la mano sin ver, mi corazón duele al verlo. Mamá me recibe con sus ojos oscuros y tiernos, su mirada es de apoyo—, estaba preocupado.
Al caminar entre medio de las personas me dan palmadas y algunos levantan el puño arriba. Es mi gente, mi familia, la cual debo proteger de ahora en adelante. Al llegar a mi padre sostengo su mano y él me acercó con su otra mano y me agarro el cuello. Me dio un cálido abrazo, si mi padre ha hecho esto delante de todos, ha pasado algo muy malo y me preocupo. No es que mi papá sea un ogro, sino que cuando hay reuniones con la manada es reservado y verlo tan sensible es raro. Nos separamos y ayudo que tome asiento de nuevo. Mi mamá me da un tierno beso en la mejilla y su dulce aroma me calma.
—¿Qué va mal papá? —me agacho para estar a su nivel y él tiene unas oscuras gafas que ocultan sus ojos.
—Los del Sur nos han enviado un mensaje de alerta —al mencionarlos papá apretó su mandíbula.
—Esa gente no es de confiar —dije furioso.
—Hoy fue la aurora boreal y un fantasma ha cruzado la línea consiguiendo que los fantasmas puedan poseernos de ahora en adelante.
Todos exclamaron, la manada se escandalizó y no paraban los murmullos.
—Eso es imposible, los fantasmas no pueden poseer a los licántropos —niego vehemente.
En eso apareció un guardián de la línea, son hombres con impresionantes alas blancas y tiene un bastón de oro en su mano.
—Los fantasmas se nos están revelando, algunos no quieren aceptar que su tiempo en este plano ha acabado. —Su belleza te ciega y su voz es demasiado poderosa.
Siempre he sabido que existen espíritus que no quieren irse hasta estar en paz y se les permite vagar por tres meses, pero algunos se corrompen con espíritus malignos. Empiezan a poseer cuerpos humanos y por eso envían los guardianes de la línea. Son un poco escalofriantes, me pongo en pie y camino hacia él.
—¿Qué podemos hacer contra ellos? —lo miro serio—, están incorpóreos —no encuentro lógica a esto.
—Ustedes pueden ayudar a guiarlos a su camino y no permitir que los usen como títeres.
—¿Cómo? ¿Qué hacemos? —la manada empezó a gritar frenética.
—Ustedes tiene el poder de ver su aura, el color maligno es n***o y sin darle tiempo saquen su lobo y con su pata en su corazón la sellan.
—¿Cómo nunca supimos esto? —me cruzo de brazos, sin creerlo tan fácil.
—No era necesario, no eran peligro para ustedes hasta esta madrugada —su mirada de un dorado irreal me escudriña—. Me contaron que eres el alfa.
—Cierto —respondo a la defensiva.
—Sígueme, necesito hablar en privado —dio la espalda mostrando esas alas hermosas—. Los demás saben que tienen que hacer —habló sin voltearse.
—Padre y madre los alcanzo después en la casa.
—De acuerdo hijo —dijo mi papá y mi mamá asintió.
Me fui detrás del guardián, no me gusta su misterio y llegamos al jardín con fuente. El guardián con su bastón dio un golpe en el suelo y una burbuja nos encerró. Intento no asustarme y me quedo de pie con las manos en los bolsillos.
—Berwin, ¿has visto algo inusual en el cementerio?
—¿Cómo sabes que estuve allí? —le reboto su pregunta.
—Tu papá te conoce y me comentó que siempre corres a la tumba de tu amiga.
—¿Por qué pasaría algo inusual?
No pienso contar lo que vi con esa chica fantasma, no me fío de él.
—Simple curiosidad, ten cuidado con quién te cruzas y no dudes en sellar el espíritu —con su bastón golpeó dos veces y se desvaneció la burbuja.
Con una sonrisa siniestra desapareció de mi visión. Paso la mano por mi rostro y de pronto escucho unos pasos. Estoy alerta y me giro cambiando a lobo. Rompiendo mi ropa en el proceso. Era Craig, estoy completamente convertido y furioso lo empujo con mi hocico.
—Cuidado, ¿por qué te atacaría un espíritu en el castillo? —me miró dudoso—. Se supone que no pueden entrar. Básicamente estamos con un sello, nunca ha entrado uno.
Puede ser porque vi una hermosa fantasma convertirse en humana en mi rostro lobuno y luego apareció mágicamente en mi camino, que no dudo que puedan traspasar la seguridad que siempre hemos tenido. Tal vez todo ha cambiado desde ese extraño momento.