La alarma de mi celular sonó, y Fernando gruñó. Yo tenía que ir a trabajar. Bueno, en realidad no tenía que hacerlo. Yo prácticamente estaba trabajando por gusto, porque aun estando trabajando, Fernando me seguía dando dinero, el cual por supuesto que yo estaba ahorrando para ayudarle a mi hermana con su universidad y demás. Mi hermana estaba trabajando con mamá en un local de Café Bustamante; mi chiquis como una de las empleadas que preparaba los mejores frappés de la ciudad, y mi mamá ya había ascendido a administradora del local, y no..., no fue porque Fernando la recomendara, sino porque mi mamá había sido una buena trabajadora en su juventud; había estudiado una carrera tecnológica de mercadeo, tuvo buenos trabajos, y podría haber escalado mucho laboralmente de no ser porque tenie