Capítulo 1
David
¡Me encantó desde el momento en que la vi por primera vez! Puede parecer hasta tópico, pero Raquel me entró como si fuera un virus que no quisiera salir de mi cuerpo. Aunque sabía que ella escondía algunos secretos, uno de ellos lo había descubierto por casualidad cuando fui al club BSDM al que Diogo y yo asistíamos en ese momento y ahora voy solo, ya que él era un hombre esposado por mi hermana alborotadora.
Realmente me asusté mucho al verla vestida como una Dominatrix , diré que a mi v***a le encantó ver esta visión y que casi todas las noches le pego una en honor a ella. Raquel era como esa morena caliente, como todas las brasileñas, de ojos verdes, como esmeraldas, si alguien la viera por la calle seguro que la llamaría para sacarse fotos para ser modelo.
De una cosa estaba seguro: a Raquel no le gustaba llamar la atención, incluso su ropa se comportaba mucho más bien que la mayoría de las mujeres a las que les encantaba usar ropa corta. Raquel sin embargo no podía beber con Nella, porque ambas se drogaban muy rápido. Ah, Nella, para los que no saben, está casada con mi amigo Diogo, era el pollo más grande , pero desde que se casó está tranquilo.
Ahora él era padre y debo confesarlo, estaba tan celoso de la familia que hizo con mi hermana, estaba mal que yo quisiera lo mismo, pero la mujer que elegí para ser mía tenía secretos guardados como si fuera una tesoro escondido por siete llaves?
¿Quería gritar a los cuatro vientos que yo, David, el mujeriego más grande, había sido embrujado por una Dominatrix ? Si alguien me hubiera dicho que esto sería todo, me habría reído. Yo, David, un mujeriego, estaba a cuatro patas por una bruja.
Siempre quise saber dónde estaba, incluso la agregué a mi "f*******:", queriendo estar al tanto de las noticias que publicaba y siempre me sentí aliviado cuando su estado siempre estaba escrito allí como soltera.
Lo vi todo en rojo el día que la encontré en el club, y en mí, un hombre de las cavernas se liberó, no queriendo a ningún chico cerca de ella. Ella era mía, solo mía, y haría cualquier cosa por tenerla.
Y yo , allí, perdido en mis pensamientos, no veo a mi hermana entrar y sentarse justo frente a mí, con los brazos cruzados. Tengo un buen susto.
"¿Qué diablos, Nella, quieres matarme desde el corazón?" digo, tratando de recuperarme; No creo que lo haga nunca, porque Nella siempre me hace casi tener un mini ataque al corazón, por todo lo que le ha pasado.
— Tranquilo, hijo mío, ¿cómo voy a imaginar que estás soñando despierto, ahí? “Nella, burlándose de mí, como siempre.
“Jajaja, ¿qué haces aquí? Pregunto, muy gruesa. No estaba en mi mejor momento, pensar en Raquel me debilitaba.
— ¡Oye, tranquilo, amigo, vine a conocer a Diogo! Ella dice todo sonrisas.
— ¿Dónde está María Eduardo? – pregunto extrañandola, era mi niña, la mimaba mucho. María Eduarda era hija de Nela con mi amigo, ex-gallina, Diogo.
“Es con Raquel”, dice y solo la mención de ese nombre me pone en alerta, estaba loco por una mujer que era difícil de entender.
"¿Raquel está bien?" Le pregunto a Nella.
Desde aquel episodio en el club ya casi no nos veíamos y, si no me equivoco, la última vez fue cuando Raquel y yo habíamos bautizado a mi sobrina y después de eso no nos habíamos vuelto a ver . Y cada vez que Nella anotaba algo, Raquel siempre encontraba la manera de escabullirse e inventar algo solo para no encontrarme.
- ¡Esta sí! Ha estado un poco ocupada, con los lanzamientos de nuevos autores y todo eso”, dice.
— Ya veo, ¿cómo están tus libros? —pregunto, y sus ojos brillan.
Después del lanzamiento de Delegado , Nella estaba escribiendo nuevas historias, sinceramente, nunca fui mucho de un libro, aunque como Raquel estaba jugando con estas historias, tenía curiosidad.
— Muy bien, estoy pensando en escribir un libro sobre un sacerdote, ¿qué te parece? Nella pregunta con curiosidad.
- ¿Estás bromeando? Pregunto, sorprendida.
- ¡Claro que no! dice, riéndose en mi cara.
'¿Hay algún problema aquí?' — Escuchamos una voz y luego Nella grita y corre a los brazos de Diogo. Comienzan a besarse como si yo no estuviera aquí, presenciando su escena.
“Um… creo que ustedes dos deberían ir a su habitación y quedarse allí por un tiempo”, comento irónicamente.
- ¡Vaya, alguien necesita conseguir un submarino para estar más relajado! — me comenta Diogo y parpadea, Nella nos mira y pone los ojos en blanco.
- ¡Voy a pensar en eso! Respondo.
— Mi hermano, creo que deberías buscar a cierta morena de ojos verdes. — Ella parpadea, y miro a Diogo con enojo, quien responde de inmediato:
"No me culpes, ¿verdad?" - Diogo se defiende.
"David, Diogo no me dijo", dice, defendiendo a su esposo.
"Oh, ¿y cómo crees que me está gustando tu amigo?" Pregunto irónicamente.
— ¡Tú y Raquel se están divirtiendo, y no es solo hoy! - dice, y sé que era verdad, sentí que no era la única que tenía ese sentimiento tan bueno que me asustaba a la vez, y sigo pensando: ¿era en mi cara?
"Nella, ¿Raquel no quiere tener nada que ver conmigo?" — Lo confieso, ya no sabía cómo actuar con relación a Raquel.
— Ay, hermano, ten paciencia, por favor, Raquel ha pasado por mucho, habla con ella, ¿qué te parece? – pregunta y viene a abrazarme, yo me estaba debilitando, mis sentimientos estaban revueltos, a veces, pensaba que los hombres también tenían síndrome premenstrual.
"¡Trataré de hablar con ella!" Le digo, y ella me acaricia.
- ¡Entonces quiero saber cómo te fue! - dice Nella y soltamos nuestro abrazo, ella vuelve al brazo de Diogo .
“¡Pensaré en lo que acabas de decir, Nella! - les digo y me despido de ellos, que ya se iban, al menos para tener una noche propia.
Aquí se ha convertido más en mi casa que en la mía, desde que fui designado y me convertí en el nuevo delegado. Diogo y yo somos buenos amigos, socios profesionales y hermanos de sangre. Menos mal que estaba asignado a la misma comisaría y hacía pares o impares para ver quién se quedaba mañana o noche, hacíamos una especie de rotación.
Hubo semanas en las que me quedé de noche y hubo semanas en las que me quedé de día. Hoy, por ejemplo, me quedaría a dormir, ya que Diogo y Nella iban a disfrutar un poco de su boda. ¡Tenía tantas ganas de ver a Raquel! ¿Qué tengo que hacer? Tengo que tenerla en mis brazos, quiero demostrarle que somos perfectos el uno para el otro.
Necesito escuchar su voz, necesito olerla, su sabor me encantaba y ya no sabía vivir sin ella. Tomo mi celular y me quedo ahí por mucho tiempo queriendo llamarla, pero el miedo era mayor de ser rechazada y quiero verla en persona, entonces tomo mi placa y el arma y salgo de mi habitación sin pasar por el recepción de la comisaría primero, diciéndoles que me voy, que voy a comer algo, y les pido que aguanten hasta que vuelva; y me dicen que sí, así que salgo rápido, antes de que me llamen para atender más incidencias.
Tomo mi auto del estacionamiento, lo enciendo y me dirijo a la casa de mi hechicera; me dan ganas de encender una radio para escuchar una canción. Tal vez me ayudó a concentrarme, decir lo correcto y no asustar a mi hechicera de ojos verdes.
Empieza una canción y suenan varias hasta que una me llama la atención, porque nunca la había escuchado, pues no lo creía, la canción decía cosas que tenían todo que ver con nosotros. Bueno, si mi inglés no estuviera oxidado, su traducción decía así:
"Cuando un hombre ama a una mujer,
No puedes mantener tu mente en otra cosa
el cambiaria el mundo
Por algo bueno que encontró".
Eso era todo, esta canción decía lo que sentía, y no podía dejar de pensar en ella, haría cualquier cosa por ella para ver que la haría feliz como ningún hombre lo ha hecho jamás. Otra parte de la canción que me llamó la atención fue:
"Cuando un hombre ama a una mujer,
En el fondo de tu alma,
Puede traerte tanta miseria;
Si ella está jugando al tonto con él,
Él es el último en enterarse,
Los ojos apasionados nunca pueden ver".
Seguí terminando de escuchar la canción que describía lo que sentía, esperé a que el locutor dijera el nombre del cantante y, cuando me enteré que era el cantante Michael Bolton, detuve el auto al costado de la carretera y Tomé mi celular y rápidamente entré al sitio y lo puse a descargar la música y, cuando termina, lo pongo a reproducir una y otra vez, sin cansarme nunca, incluso cuando llego a la casa de Raquel y me armo de valor. , apago el auto, salgo y voy directo a la puerta de mi hechicera.
Cuando llego, noto que todo está en silencio y trato de recordar si alguna vez mi hermana mencionó algo sobre que Raquel se tenía que ir, pero no recuerdo. Ella debería estar en casa; por culpa de mi sobrina que a esa hora debería estar durmiendo, decido tocar el timbre y esperar allí.
Escucho pasos que se acercan a la puerta y pronto esta se abre y muestra a una Raquel muy sorprendida, tal vez queriendo saber que estaba haciendo ahí en ese momento, parada en su puerta.
—David, ¿había algo con Nella y Diogo? pregunta ella, ya preocupada.
— ¡Tranquila, Raquel, no te preocupes, están bien! - Hablo.
- ¿Qué haces aquí? pregunta mirándome, creo que tratando de adivinar lo que estaba pasando por estar allí y no decir nada.
"¡Vine a hablar contigo, Rachel!" - respondo al ver lo hermosa que estaba allí frente a mí, vistiendo un camisón semitransparente, en mi opinión, n***o. ¿Estaba acompañada?
"¡Será mejor que te vayas, David!" dice ella con miedo. ¡Podría ser que ella estaba con un hombre, él la dejó venir a abrir la puerta así!
"Raquel, ¿estás sola aquí?" —pregunto, temeroso de escuchar un sí y descubrir que la perdí por otro hombre sin haber luchado por ella.
“David, si estoy con un niño de casi un año, entonces no estoy sola, sino acompañada”, me responde, respiro aliviada, agradeciendo a Dios por no encontrar ningún hombre con ella.
- ¡OK! Entonces, ¿puedo entrar? —pregunto, esperando una respuesta afirmativa.
Si ella decía que no, no entraría de todos modos... teníamos un asunto que arreglar y, cuando todo estuvo claro, mataría mis locas ganas de estrecharla entre mis brazos y besar su boca caliente, haciéndola mía pronto. . .