Los días posteriores a la rueda de prensa fueron un torbellino. La prensa no dejó de hablar del beso, de la declaración de Dimitri y, por supuesto, de las fotografías escandalosas que ahora habían sido desmentidas oficialmente. Pero para mí, lo más abrumador no era el interés de los medios, sino aprender a manejar lo que Dimitri y yo estábamos construyendo. Aquella mañana que Dimitri me propuso asistir juntos a una gala benéfica, mi estómago se llenó de nudos. —Es una buena oportunidad para mostrar que estamos unidos —dijo mientras ajustaba su corbata frente al espejo de nuestro cuarto—. Pero no tienes que hacerlo si no estás lista. —No es eso... —respondí, dudando mientras jugueteaba con el cierre de mi vestido—. Es solo que no sé cómo actuar. Él se giró hacia mí, acercándose para tom
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