Capítulo XI El coronel Vettorini fue localizado telefónicamente por Moreno al día siguiente, en la sede de su brigada en Pisa. El oficial había sido citado por el policía para la mañana siguiente a las once de la mañana en su despacho en la comisaría de la capital subalpina. Aceptó la cita con reservas, porque, según el reglamento y debido a ciertas órdenes recibidas de su comandante, debía informar antes al general y recibir una eventual autorización. Acabó la conversación con las palabras: —Si no le vuelvo a llamar antes de mediodía, entienda que mañana estaré allí, déjeme su número. Un saludo, comisario Estaba sentado delante de Moreno. Mi amigo Vittorio se sentó en una silla a un par de metros a la derecha del oficial. —Coronel —empezó Aldo—, ¿hasta qué punto conocía al ingeniero