Todo era tan emocionante, que Zena no podía decidirse si quería quedarse más tiempo en el Café Anglais, donde había tanto que ver, o si debían apresurarse para llegar al baile. Por fin, cuando sentía que era ya demasiado tarde, aunque Kendrick se rió de ella por pensarlo así, se dirigieron al baile, Zena pensó que nadie podía ser más afortunada, sin importar lo que resultara; en el futuro, con el aburrido Duque con el que se casaría, tendría estas experiencias para recordar. El Baile de los Artistas, las luces, la música y el baile alocado de centenares de parejas le resultaban impresionantes. Al llegar subieron a la segunda hilera de palcos y Kendrick no tardó en encontrar aquél donde se reunirían con los amigos de Philippe. Era evidente que los aguardaban y fueron recibidos con un ex