Juno despertó en una habitación muy peculiar, todo parecía haber sido sacado de alguna tienda de chucherías muy elegante. Habían muchas cosas de oro y extrañas pinturas de mujeres desvergonzadamente desnudas por todas partes. Las paredes eran de color rojo sangre y las cortinas eran negras. Las ventanas eran de piso a techo y el suelo de mármol negr*. El lugar era espacioso y olía a incienso de mirra y copal. Del techo colgaba un enorme candelabro de metal con muchas velas. Un tanto desorientado paseo la mirada deteniéndose en los detalles de las cosas a su alrededor. De repente recordó a Mitten. Sangre, gritos, gruñidos, dientes, garras, miedo y dolor. La voz de Mitteran resonaba en su cabeza una y otra vez. - Juno, son muchos... Juno sacudio la cabeza y sintió como la frustra