Axel veía como Meridia venía corriendo hacia él, le sorprendió bastante, pero lo que le tomó por sorpresa fue cuando la elfa saltó sobre él dándole la bienvenida y recibiéndole con un beso que él de inmediato correspondió, cuando la sostuvo entre sus manos sintiendo su ligero cuerpo tan cerca del suyo. Axel inhalo profundo para embriagarse con el aroma de la chica, ¡había extrañado tanto ese aroma!, pensaba el alfa mientras besaba esos deliciosos labios rosas que él se cansó de probarlos incontables veces en sus sueños, añorándolos más de lo que cualquiera pudiera imaginar. Cuando el beso culminó, Axel miró a Meridia la cual tenía sus mejillas muy ruborizadas y una sonrisa tan hermosa como todo el ser de esa elfa que, ya se había apoderado de sus pensamientos, de su cuerpo, y de su alma.