El sabor de sus labios es algo nuevo para mí y a pesar de que me siento muy extraño, no puedo dejar de besarla. Ella corresponde a mi beso de una forma dulce que me hace continuar hasta que nuestros pulmones nos obligan a hacer una pausa —¿Qué estamos haciendo?— Me pregunta agitada en tanto nuestros pies nos hacen mover por la cocina.
—No lo sé, pero se siente muy bien ¿no?— Le respondo cuando su cuerpo queda acorralado entre el mío y la encimera.
—Marcos— Trata de decirme, pero la callo con un beso —Espera— Me pide cuando me separa de sus labios y solo la miro a los ojos —No nos podemos equivocar, Lu está de por medio— Expresa y sé que tiene razón.
Inmediatamente doy algunos pasos hacia atrás y la miro como tratando de comprender todo esto —Lo siento, no debí— Respondo, pero de pronto
