Recostado en su cama, Rhory mantenía una entretenida conversación con el famoso cantante Asher, quien se había vuelto un gran amigo junto a Maison luego de que hicieran todo ese plan para causarle celos a Ceden Knox, la actual pareja de Asher.
Rhory estaba feliz de que, a pesar de todas las situaciones, algunas más traumáticas que molestas por las cuales su amigo había pasado, seguía manteniendo aquella actitud llena de confianza y un tanto arrogante que le caracterizaba, con su sonrisa traviesa jugando como siempre en su rostro.
Y era apreciar como su amigo seguía adelante a pesar de todo, lo que le motivaba a Rhory a hacer lo mismo, sin dejarse caer por todas las situaciones que lo estaban abordando en ese momento de su vida, que podría considerar como el más terrible.
Luego de que hubiera conseguido modelar con Asher para aquella revista que terminó revelando la orientación s****l de su amigo, Rhory había pensado que realmente su carrera como modelo podría impulsarse ante lo bien que salieron en las fotos. Solo que, según su manager Charis, todo su trabajo quedó sepultado con la noticia de que el famoso cantante resultó ser gay, para seguido ser aplastada tras descartarlo como posible pareja.
Desde entonces, había resultado muy difícil encontrar algún trabajo como modelo, y los pocos que Charis encontró para él, Rhory tuvo que dejarlos sin siquiera recibir una paga debido a los viejos verdes manos largas que resultaron ser los directores de los proyectos, lo cual no sumo buenos puntos para su reputación.
¿Quién querría contratar a un modelo que dejaba el set a la mitad?
Exacto, nadie.
Sin importar sus excusas, cada vez que simplemente abandonaba un trabajo sin terminarlo, provocaba que su reputación bajara aún más. Y a pesar de los regaños de Charis por ello, Rhory no estaba dispuesto a dejar que personas mayores que él y con más reputación, abusaran de su poder para poder tocarlo y hacer con él cualquier cosa a su antojo, aprovechándose de la situación.
Por muy desesperado que estuviera por encontrar un trabajo como modelo, Rhory no permitiría que lo engañaran y ensuciaran de aquella forma, porque una vez ocurriera, la voz se correría y más personas estarían esperando la oportunidad para aprovecharse de él, volviéndolo en un círculo vicioso sin comienzo ni final. Ya había estado el suficiente tiempo en esa línea de trabajo para saber aquello.
—¿Has encontrado algún trabajo?
Parpadeando un par de veces, Rhory contempló el rostro de su amigo y repitió la pregunta en su mente.
—No, todavía no hay nada —contestó finalmente con un suspiro—. Charis me ha comentado sobre algunos trabajos, pero... —su nariz se arrugó del puro recuerdo—. No es algo que simplemente aceptaría.
Observándolo, las cejas de Asher se juntaron.
—¿Por qué?
—Ya sabes —evitó su mirada.
—¿Arrogantes desgraciados que creen que todos son basuras menos ellos o idiotas manos largas que creen que pueden tocar todo lo que quieran solo por tener más poder e influencias? —preguntó directo.
—Lo segundo —aceptó con una mueca—. Solo una vez acepté hacer un trabajo con él y me retiré sin terminar el trabajo cuando sus órdenes implicaban cada vez retirarme una prenda más y me fijé como lentamente, los demás se iban retirando, como si supieran lo que iba a suceder. Cuando dio un tiempo para descansar, tomé mis cosas y me fui sin decirle nada —contó.
—Hiciste lo correcto —asintió Asher—. En mi adolescencia, antes de llegar a la agencia, más de una vez me encontré con esos viejos verdes. Tuve la suerte de que en ese momento Williams me estaba tratando como su tesoro por lo que nunca me dejó a solas con ninguno de ellos y los rechazó cada vez que se percató que sus peticiones tenían segundas intenciones —comentó—. Fue lo único bueno que hizo por mí ese idiota —resopló.
—Bueno, lastimosamente todo ese comportamiento parece haber ensuciado mi reputación como modelo —dijo con una pequeña mueca.
—Mejor eso a que ser reconocido como una puta entre los otros modelos —indicó Asher—. He visto a los idiotas que terminan aceptando, creyendo que subirán más altos, al final terminan estancados por la misma personas con quienes aceptaron el trato, ya que de esa forma lo mantienen entre sus manos hasta que se aburren de su juguete y lo cambian.
Instintivamente, la mente de Rhory viajó hacia Shirley y luego negó.
—Lo malo, es que no he conseguido algo de trabajo en meses y el dinero de emergencia que tenía ya está comenzando a escasear —se lamentó.
Contemplando como una oscura sombra aparecía detrás de la figura de su amigo, Rhory juntó levemente sus cejas.
—Puedo prestarte algo de dinero si lo necesitas —aseguró Asher.
Quien, fijándose también en aquella presencia, observó sobre su hombro y luego volvió su mirada a la cámara con grandes ojos verde oliva llenos de sorpresa.
—Gracias, pero no es necesario —rechazó Rhory y contempló curioso a su amigo—. ¿Sucede algo?
Su pregunta salió debido al sonrojo que apareció repentinamente en el rostro de su amigo y por el pequeño ruidito que escapó de sus labios.
—¿Qué? No, claro que no —respondió con tono tembloroso.
Los ojos de Rhory captaron algo de movimiento detrás de su amigo y reconoció la sombra como Caden. Tan pronto como escuchó un pequeño gemido y contempló como el celular de Asher caía enfocando el techo tras un suave empujón, su mente captó lo que estaba sucediendo.
—Yo... T-tengo algo que hacer —balbuceó.
Despidiéndose apresuradamente, Rhory terminó la llamada y recargó su viejo teléfono sobre su pecho.
—Wow —musitó.
Sin poder creer que alguien como Caden, aquel hombre que siempre mostró ser tan recto y serio resultara ser tan... Atrevido.
Tal vez no alcanzó a observar correctamente lo que la pareja había estado haciendo debido al enfoque de la cámara, pero aquella posición, el sonrojo en el rostro de Asher, la sorpresa en sus ojos y ese pequeño ruidito tan parecido a un gemido, le dijo todo a Rhory.
Una pequeña parte de Rhory, sintió algo de envidia. No por Asher o por Caden, a ambos estimaba como un amigo. Era más bien su relación, por lo cual sentía algo de celos.
A veces, en algunos momentos, Rhory se permitía a sí mismo que su mente vagara entre sueños y fantasías, imaginándose como sería si él también tuviera una pareja. Un hombre que cuidara como Caden cuidaba a Asher y le observara como Theron contemplaba cada vez a Maison, con un hambre insaciable.
El deseo de querer encontrar a alguien y tener esa clase de intimidad dejaba a Rhory anhelante de compañía, deseoso por tener una persona en quien confiar todas sus preocupaciones y permitirle jugar con su cuerpo como nadie había hecho nunca en sus veinticinco años.
Pero el tan solo pensar lo que era ir más allá de un simple par de besos, atormentaba a Rhory, colocándolo ansioso y logrando que inmediatamente desistiera de su fantasía.
No estaba... Preparado para tener cualquier clase de relación. Y en ese preciso momento, tenía muchas más preocupaciones que tomar en cuenta, que solo el buscar una pareja que probablemente terminaría trayendo más complicaciones a su vida que nada.
Dejando ir un muy largo y profundo suspiro, Rhory agitó su cabeza sin deseos de pensar en ese tipo de cosas. No había tiempo para soñar.
Si no lograba conseguir algún trabajo decente como modelo, tendría que recurrir a la otra opción y buscar otra manera de conseguir trabajo antes de que las personas en aquella casa le llamaran la atención por ello.
Alzando sus manos hasta sus mofletes, Rhory se dio pequeñas abofeteadas en ambos cachetes de forma repetitiva en lo que anunciaba en voz alta, dándose ánimos a sí mismo.
—Está bien, Rhory. Solo hay que buscar un trabajo. Todo estará bien.
Asintiendo decidido, el humano contempló a su izquierda y observó el pequeño escritorio con su computador portátil, el cual había conseguido en una tienda de segunda en descuento.
Impulsándose con sus manos hasta quedar sentado en la cama, Rhory movió sus piernas bajándolas en la orilla. La pantalla de su celular se iluminó repentinamente, y el programa en este leyó el nombre de la persona que le estaba llamando.
Tomando su teléfono, Asher aceptó la llamada de su mánager y llevó el aparato hasta su oreja.
—Ho-...
—Tengo una buena noticia para ti —interrumpió Charis con tono animado.
La curiosidad picó en Rhory con ello, después de todo, que aquella mujer mayor no le hubiera llamado solo para regañarle debería de significado algo.
—¿Qué sucede? —indagó, curioso.
—Es una sorpresa, una muy buena para ti —aseguró Charis—. Solo ven a verme a la misma tienda de siempre y te daré todos los detalles. Y ni se te ocurra dejarme plantada otra vez, Rhory Lafferty, porque te lamentarás por ello —amenazó.
Terminando su llamada con ello, Rhory alejó confuso su teléfono y contempló como efectivamente, Charis había cortado sin más interacciones entre ellos.
Sintiendo curiosidad por lo que su mánager había conseguido para él esta vez, Rhory se levantó de su cama. Saliendo de la pequeña habitación que su madrastra le había cedido en el anexo donde se quedaban algunos empleados, se dirigió hacia el garaje.
Considerando la gran mansión que poseía la familia Lafferty, Rhory en realidad se encontraba agradecido del dormitorio que le habían dado a un bastardo como él, que nació producto del engaño de Victor Lafferty con una de las tantas empleadas que trabajan limpiando la mansión.
En sí, si no fuera porque era la viva imagen de su padre, estaba seguro de que ni siquiera le habrían reconocido. Pero era algo difícil de negar su cabello rubio y ojos azul grisáceo al igual que Víctor, con la única diferencia que, en su ojo derecho predominaba más el azul, mientras que en el izquierdo el gris, creando así una combinación que muchos se quedaban observando fijamente, colocando incómodo a Rhory.
Llegando al garaje sin tener ningún encuentro fortuito con algún m*****o de su familia, Rhory rezó mentalmente para mantener esa suerte tras salir con su bicicleta.
Por supuesto, como su deseo rara vez era escuchado, tan pronto como salió al jardín se encontró con su madrastra, Liliana, dándole órdenes el joven jardinero sobre como cortar y podar cada flor y arbusto de su jardín. Y como si tuviera un detector de "Rhorys" su madrastra inmediatamente se percató de su existencia. Sin siquiera dudarlo ni un segundo, dejó al empleado y lo abordó casi como si lo hubiera estado esperando.
—¿Qué haces aquí? ¿Por qué permitiste que mi día se arruinara al verte? —cuestiono con mal humor.
Luego de la crítica, aquellos ojos grises le observaron fríamente y se detuvieron finalmente en su bicicleta que empujaba a su costado.
—¿A dónde crees que vas ahora? —cuestionó—. En vez de estar desperdiciando tiempo, deberías de concentrarte en buscar un trabajo real. Ya quedo bastante claro que no tienes talento alguno para modelar, no como nuestra querida Shirley —se jactó toda orgullosa.
Y Rhory no quiso contarle con la clase de personas que había visto a Shirley rodearse. De todas formas, su madrastra no le creería y solo causaría más problemas innecesarios.
—Charis me llamó, iré a encontrarme con ella —informó—. Dijo que tenía una buena noticia para mí, tal vez sea de un trabajo.
—¿Un trabajo? Por favor, ambos sabemos que no tienes material para ser un modelo. Simplemente deberías de dejarlo y concentrarse en buscar un trabajo real. Hace meses que no consigues más y no te tendré comiendo gratis toda la vida, suficiente hice ya con haberte aceptado en mi familia y cederte una habitación —indicó con dureza.
—Lo sé, buscaré un trabajo por mi cuenta si no llega a funcionar —prometió.
En respuesta, Liliana se carcajeó escandalosamente, obviamente sin creer en sus palabras. Y como la burla de su madrastra no era nada inusual en la vida de Rhory, simplemente la observó en silencio, esperando que terminara.
—En vez de hacer falsas promesas, deberías de concentrarte en irte finalmente de esta casa —expresó—. Nadie te quiere aquí, eres como una sanguijuela que solo sabe chupar el dinero de los demás y vivir a costa de ellos, al igual que la zorra de tu madre —dijo con maldad.
Y si tan solo Rhory hubiera conocido el rostro de su madre, o pasado algo de tiempo con ella, tal vez, esas palabras le habrían afectado realmente, pero... Cómo defender o extrañar a una persona que lo abandonó de pequeño y nunca conoció.
—¿Puedo irme?
Su pregunta pareció irritar a su madrastra, a juzgar por la forma en que todo su rostro se arrugó de puro disgusto.
—¿Mamá? ¿Mami? ¿Dónde estás?
Aprovechando que los gritos de Shirley distrajeron a su madrastra, Rhory aprovechó la oportunidad y se retiró montando rápidamente su bicicleta.
Saliendo de la propiedad, el modelo condujo por las calles ya acostumbrado. Deteniéndose en un semáforo en rojo al igual que otros transeúntes, Rhory se bajó y cruzó con ellos al mismo tiempo. Tras llegar a la tienda de dulces favorita de Charis, dejó su bicicleta apoyada en el soporte de bicis y la encadenó antes de entrar. Tras cruzar la puerta, fue directamente hacia la mesa en donde se encontraba su mánager.
—Llegas tarde —reprochó Charis, limpiando cuidadosamente sus labios pintados de rojo.
—Me encontré con mi madrastra en la salida —anunció.
—¿Se supone que eso es tu excusa? —cuestionó su mánager alzando una ceja.
Rhory suspiro y negó dejando el tema.
—¿Cuál era la buena noticia que ibas a darme? —indagó.
—Finalmente logré conseguir un trabajo para ti —anunció con entusiasmo.
—¿Es en serio? —pregunto feliz.
—Por supuesto que sí, no te habría citado en este lugar si no fuera el caso —resopló—. Es una sesión de fotos en el bosque promocionando unos artículos para acampar. Y si al director le gusta el resultado, planea contratarte para grabar un comercial con lo mismo —contó.
—¿En el bosque?
—Sí, una reserva natural que no está muy lejos de aquí, Wise cover, si no me equivoco —respondió desinteresada—. Tienes que prepararte para partir mañana, viajaras con ellos ida y vuelta.
—¿No irás conmigo? —preguntó.
—¿Qué? ¿A caso eres un bebé que necesita que su madre vaya con él a todos lados? —cuestionó con burla.
—Pero... Eres mi mánager —pronunció, incómodo.
—Exacto, soy tu mánager, no tu madre —indicó—. Mientras tú trabajas en ello, yo tengo que seguir buscando más propuestas de trabajo para ti, algo que ya habrás descubierto que no es fácil —resopló—. Con suerte pude conseguir este, así que no quiero que te pongas exigente como con los otros trabajos, ya nadie quiere trabajar contigo por lo caprichoso que eres.
Los labios de Rhory se torcieron en una mueca.
—No me gustaban los directores de esos proyectos —pronunció bajo.
—Por dios, tienes veinticinco años, Rhory, no puedes simplemente rechazar un trabajo porque alguien no te agrada. Eres tan infantil —bufó—. ¿Vas a querer o no? No quiero que me sigas dejando mal al aceptar y tu no apareciendo nunca —indicó.
Recordando el encuentro con su madrastra antes de dejar la casa, Rhory suspiró.
—¿Puedo saber quién es el director? —preguntó.
—Claro, aquí están los detalles —expresó con cierta sonrisa malvada.
Abriendo su bolso, Charis sacó una hoja y la dejó frente a Rhory.
Observando las pequeñas letras en la hoja, Rhory juntó sus cejas sin lograr poder unir correctamente las palabras.
—¿Y bien? ¿Lograste leerlo? ¿Vas a aceptar o no? —cuestionó Charis.
Rindiéndose, Rhory asintió. De todas formas, sin importar el director necesitaba el trabajo.
—Lo haré.
—Perfecto, me llevaré esto y firmaré por ti —anunció quitándole la hoja a Rhory.