Tan concentrado estaba Maxwell en tomar las fotografías de su chico, capturando toda su belleza, que realmente pasó por alto ese pequeño ruidito que aparecía de vez en cuando. El tomar fotos siempre había sido una de sus pasiones, pero con el tiempo el interés en esta comenzó a desaparecer ante los mismos rostros, poses, palabras y personas interesadas.
Pero ahora que Rhory estaba frente a él, ese deseo por tomar fotografías no hacía más que aumentar. Ya fuera por la belleza natural del dulce chico o porque siendo su pareja, se sentía tan especial que no deseaba detenerse. El hombre lobo podría tomarse horas y horas para fotografiar a su elegido, deseando capturar cada momento, y su sesión de fotos podría haber durado mucho más, de no ser que ese pequeño ruidito, sí llamó la atención de s
