Con su respiración agitada, Rhory Lafferty levantó sus parpados y contempló con grandes ojos el techo de su habitación. Por un momento, lo único que llenaba el cuarto era su acelerado ritmo cardiaco. Casi con temor, el joven modelo alzó las mantas que cubrían su cuerpo y un ruidito lleno de sorpresa escapó entre sus labios al comprobar lo que se temía. Completamente avergonzado y aterrorizado, Rhory dejó caer la manta y llevó sus manos hacia su rostro. —Esto no es posible. No me está pasando a mí... —murmuró. Solo que... La prueba de que realmente había tenido un sueño erótico seguía atrapada en su pantalón, en forma de una húmeda mancha, cubriendo toda su ingle. Otro lamento abandonó labios del joven modelo con ello. El problema no es que alcanzara su orgasmo estando dormido gracias a