Se dieron un último beso. Rachel se quitó la ropa interior, sabiendo que el camino de regreso a casa sería muy incómodo. Su minifalda era muy corta y bastaba con que se agachara un poquito para que su concha quedara a la vista. Llegaron a la casa de Rachel y ella fue directo a la cocina porque Valeria le pidió un vaso de Coca-Cola con hielo, para sacarse el gusto a pija y leche de la boca. En la cocina estaba Oscar Arias, el padre de Rachel. Se había sentado en la cabecera de la mesa con una taza de café caliente a la cual le estaba echando azúcar. ―Hola, hija ―saludó―. ¿Adónde fuiste vestida así? ―A ningún lado, papi. Estaba en la casa de Valeria. Ahora nos vamos a quedar acá. ―Ah… ok… ¿quieren que les prepare algo especial para la cena? ―No hace falta… Rachel sirvió dos vasos gra