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Un Pequeño Pedazo de Cielo Vol.3: ANDREW

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Blurb

Andrew:este nuevo volumen contaremos la historia de Andrew James Sullivan, el único hijo de James y Laurie Sullivan.

Andrew esta ahora en la universidad, es un chico atractivo, amable, inteligente y comprometido, vive una vida tranquila con sus padres y su novia Olivia, quienes durante la entrega vivirán un amor efímero y apasionado más que profundo y sincero. Pero todo esto cambiará cuando conozca a Tessa, una chica diferente, una chica muy alejada de su estatus social con problemas familiares y económicos que la han obligado a tomar decisiones complicadas y peligrosas. Mientras más tiempo pasan juntos y se conocen Tessa y Andrew, se darán cuenta que de ser simples desconocidos llegarán a no poder vivir el uno sin el otro.

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CAPÍTULO 1.
[Andrew Sullivan] Desperté cuando la luz de la mañana comenzó a filtrarse por las pesadas cortinas azules. Abrí los ojos casi a regañadientes y el suave cuerpo se movió a mi lado. Me recliné contra el respaldo de la cama y observé a Olivia. Tenía una larga cabellera pelirroja que caía hasta su espalda como una cascada roja, justo ahora se encontraba esparcido sobre la almohada blanca en ligeras y hermosas ondas. Su cuerpo era suave y de curvas pronunciadas, tenía pechos grandes y una cintura pequeña que cabía entre mis manos de forma casi perfecta. Sus caderas eran amplias y tenía un bonito y firme trasero, piernas largas que siempre me hacían caer por ella una y otra y otra vez. Se movió en ese momento, acercando su cuerpo aún más al mío, sentí como la erección iba creciendo una vez más bajo las sábanas, siempre era de esa manera cuando estaba junto a ella. Suspiré y mis manos se movieron hacia su espalda trazando pequeñas figuras en su piel pálida. Murmuró algo entre sueños y vi sus pestañas revolotear cual alas de mariposa, sonreí ante esa perspectiva. Mis dedos siguieron un lento recorrido desde la parte posterior de su cuello, por su columna vertebral, hasta su suave trasero y luego un poco más allá hasta la humedad entre sus piernas. Olivia gimió suavemente y sus ojos verdes se abrieron de golpe cuando acaricié aquella parte sensible, una ligera risa escapó de sus labios y volvió a gemir con un poco más de fuerza cuando mis dedos se movieron dentro suyo. —Vaya, ¿No fue suficiente para ti todo lo que hicimos anoche? — su voz sonó un poco ronca y asueñada. —No creo que pueda cansarme de ti. Siempre quiero más, Oli — susurré, la escuché reírse una vez más, una risa fresca y divertida que me hizo sentir bien al instante. Se quitó las sábanas de encima y se apresuró hasta mí. Sus pechos se alzaban firmes y duros esa mañana, se sentó sobre mí y fui capaz de sentir la humedad entre sus piernas una vez más. Tomé su cintura mientras ella sonreía de forma traviesa, su cabello caía realmente desordenado enmarcando su pequeño y risueño rostro. La ayudé con mucho cuidado y se deslizó suavemente contra mi m*****o, se detuvo un momento y cerró los ojos. Mis manos subieron de su cintura a sus pechos, toqué los pezones claros con mis pulgares y los froté despacio, ella gimió de nuevo y se mordió los labios llenos, sentí como las paredes de su ulterior se contrajeron aprisionadome con fuerza, su interior estaba cálido y húmedo, ahogue un gruñido en mi garganta. Se sentía tan jodidamente bien tenerla encima de mí de esa manera. Colocó sus manos en mi abdomen y comenzó a moverse de arriba a abajo, fui yo quien soltó un gemido ahora, mientras seguía el ritmo de su cuerpo. Sus caderas subieron y bajaron con mucha más rapidez luego de un tiempo, su respiración se había vuelto errática y sus gemidos inundaban la habitación. Admiré su figura una vez más, desde su precioso rostro hasta su sexo húmedo y palpitante. Olivia era malditamente sexi, tener sexo con ella era tan asombroso que siempre terminaba pidiendo más. Realmente me volvía loco. Tomé con más fuerza sus caderas ayudándola a ir más profundo tanto que un leve grito apareció en sus labios, me reí por eso y ella lanzó un manotazo a mi brazo con el rostro ruborizado y sudoroso. Me senté sobre las sábanas blancas revueltas y busqué sus labios, la besé con fuerza, mi lengua barrió su boca, inundándome con su sabor. Gimió de nuevo contra mis labios cuando mis manos presionaron sus pechos y pellizcaron la suave piel. Presionó sus uñas contra mi espalda y solo puedo reaccionar hundiendo mi m*****o más rápido y fuerte en su interior. Un gemido ronco en sus labios y puede sentir cómo su cuerpo comenzaba a tensarse rápidamente y sabía que está a punto de terminar y entonces me detuve. Olivia me observó con lágrimas en los ojos sin entender lo que había sucedido. —Oye… —Shh… Está bien — susurré en su oído, hace una mueca de disgusto y la hago caer sobre la cama entre risas y besos. Esa agradable sensación de estar feliz y tranquila invadió mi cuerpo. Me acomodé entre sus piernas y sus labios vuelven a encontrar los míos, besé su barbilla, su cuello, baje por sus clavículas hasta llegar a sus pechos donde me detengo a lamiendo y chupando sus pezones duros y muerdo la piel hasta dejar pequeñas marcas que en unos segundos se vuelven de un tono rosa apagado que sé que odia sobremanera, pero no puedo dejar de hacer. Dejó sus pechos para bajar por su abdomen, trazo una suave línea con mi lengua desde su ombligo hasta abajo y su olor hace estragos en mí como la primera vez. Se mueve intranquila por un momento y abre aun más sus piernas, mientras uno de mis dedos vuelven a entrar en ella entrando y saliendo con fuerza, la escuchó gemir de nuevo con fuerza y me deslizó una vez más en su interior y la calidez me recibe casi de inmediato mientras vuelvo a moverme con fuerza y ella clava sus uñas una vez más en mi piel. —Más... — susurró con un suave jadeo, la embisto con más fuerza. —Más fuerte — hago lo que me pide y después de unos segundos la escucho gritar mi nombre entre aquellas cuatro paredes de mi habitación, minutos después también alcanzó el clímax entre gemidos roncos y ella besa mis labios una vez más. **** —Debo irme — dijo Olivia, la observé desde mi lugar en la barra de la cocina, tomo una sorbo de café y me puse de pie, caminé hasta ella, rodeé su cuerpo con mis brazos y hundí mi nariz en el espacio que quedaba entre su cuello y hombro, su olor a manzana y canela de nuevo me hizo sentir muy bien. No dije nada por algunos minutos, me quedé ahí de pie disfrutando se su olor y de su presencia. Habíamos llegado a casa el viernes por la tarde y ya era medio día, pero aun así no quería dejarla ir así tan de repente, aunque sabía que quizá era necesario hacerlo. —¿En serio debes irte? — pregunté, ella me observó un par de segundos, luego sonrió de forma dulce y asintió. —Mis padres se preguntaran porque aún no estoy en casa —Sí, lo entiendo. —¿O acaso tienes algo más planeado hoy, cariño? —Bueno, mis padres me invitaron a cenar. Les dije que llevaría a alguien para presentarles — sonreí, ella acarició mi mejilla con sus nudillos un gesto que me hacía sentir bien, seguro. —¿Vas a presentarme a tus padres? ¡¿En serio?!— y me abrazó con entusiasmo, besó mi mejilla y luego mis labios. —Sí. Estamos juntos, ¿no? Me gustaría que pudieran conocerte — ella volvió a besarme con más entusiasmo, me reí cuando se separó. Sus ojos verdes parecían más brillantes ahora. —Pero no tengo nada que ponerme y… —Ah, sí, eso. Compré algo para ti hace unos días y está en el closet de arriba, puedes subir y verlo. Realmente espero que te guste tanto como a mí — sonreí apenado, no sabía porque me sentía de esa forma, quizá era porque iba a presentar a alguien a mi familia después de mucho tiempo o tal vez era porque porque temía la reacción de mis padres y sobre todo la de mi padre. ¡Maldita sea! —¡Gracias! ¡Gracias! Seguro que me encatara, cariño. — Me dio un beso más en la mejilla y corrió escaleras arriba con prisa, solo pude reír. Frank apareció en ese momento por el pasillo y se acercó lentamente esta donde me encontraba. —Joven Sullivan, Taylor pasará por usted para llevarlo a casa de sus padres más tarde — sonrió tímidamente. —Andy. Puedes llamarme solo Andy, Frank. Gracias por avisarme, estaré esperándolo entonces —contesté, ella sonrió y los pasos de Olivia volvieron a escucharse sobre la madera de las escaleras. Apareció segundos después sosteniendo un vestido verde contra su pecho, se detuvo un momento cuando vio a Frank y luego habló. —Ah, Frank, hola. —Señorita Campbell, buen día. Andy me retiro — murmuró, sonrió y la vimos marcharse por el pasillo. —¿Andy? ¿Por qué te llama así? —preguntó Olivia en ese momento, sus ojos verdes siguieron el camino por el que Frank se había marchado, me senté de nuevo en el taburete frente a la barra de mármol y volví a mi café. —Le pedí que me llamara así. Estoy un poco cansado de que me llamen "Joven Sullivan", en la universidad, en la empresa de mi padre y ahora aquí. Además Frank y yo nos conocemos desde siempre. Trabajaba para mis padres antes de que ellos se casaran. Estuvo con ellos cuando nací, así que realmente a formado parte de mi vida desde que tengo memoria. —Vaya, no recuerdo que me hayas contado nada de eso, Andrew. —Supongo que no tuve la oportunidad de hacerlo y tampoco preguntaste mucho sobre Frank cuando la conociste — dije, observé su semblante, parecía molesta, continúe:—¿Qué ocurre? —No, nada. Ella, Frank, ¿dónde se queda? —Vive con sus padres. Pero normalmente se queda aquí y… —¿Ella vive aquí? ¿Contigo? —Sí, así es. Me ayuda a tener la casa en orden cuando estoy aquí. Mi madre la considera una parte de la familia y yo también — dije, sus preguntas estaban comenzando a cansarme, me dolía la cabeza. Podía ser alguien muy paciente, pero en muchas ocasiones Olivia preguntaba demasiadas cosas y con ello, en muchas ocasiones reaccionaba de forma molesta. Respiré hondo. —¿Sabes? He pensado que quizá podría mudarme contigo aquí — sonrió mientras caminaba un par de pasos hasta mí, dejó el vestido sobre la barra y se sentó sobre mí regazo, besé su mejilla y ella jugó de forma casi distraída con mi cabello. —Me gustaría, pero… —¿Qué pasa? ¿Te molesta la idea de tenerme aquí? — su tono fue un poco más molesto de lo que esperaba, volví a respirar hondo, esperando poder llevar aquello de forma tan tranquila como fuera posible. —Creo que sabes que no tengo una residencia estable aquí, ¿verdad? Mis padres aún me esperan en casa. Paso algunos días o semanas aquí cuando necesito estudiar para los exámenes o hacer proyectos para la universidad. Normalmente estoy con mis padres la mayor parte del tiempo, cariño. —¿Y por qué no te mudas de forma estable aquí? Entonces así podríamos pasar más tiempo juntos, ¿qué dices? — besó mis labios pasando su suave lengua por mi boca de forma provocativa, suspiré. —Supongo que puedo pensarlo, Oli. Pero realmente no puedo prometerte, nada ni ahora ni en un futuro, ¿entiendes? — susurré, ella asintió con una pequeña mueca de disgusto en los labios. Besé sus labios mientras quitaba de enmedio una vez más los botones de su vestido y su risa volvía a llenar aquella tranquila mañana. ***** La tarde caía lentamente por la ciudad, observé el sol comenzar a salir tras unas grandes nubes grises que la ligera lluvia de hacía unas horas había dejado atrás, escuché el fuego arder en la chimenea y la suave música que inundaba el salón con notas de piano y violines, sonreí porque ese tipo de tardes la que me hacían sentir solo estando en ese casa. Dejé la copa de vino vacía sobre la mesa de centro y escuché un par de pasos se acercaron por el pasillo, volteé y ahí estaba Taylor con su traje n***o a medida y su rostro serio, su cabello oscuro tenía pequeñas manchas plateadas que lo hacían lucir más elegante. Sonrió al verme y sus facciones se suavizaron un poco. Taylor era el jefe de seguridad de mi padre y al mismo tiempo se había convertido para mí en una persona realmente significativa e importante, era a quien recurrir cuando tenía problemas y quería que mis padres no se enteraran. Taylor realmente hacía muchas cosas por mí. —Andy, me da tanto gusto verte —se acercó hasta donde me encontraba y me tendió una mano que yo recibí y estreché con gusto. Pues hacía meses que no habíamos hablando o incluso visto ya que mi padre había pedido que lo acompañará en un viaje de negocios que apenas había terminado. —Taylor, hola. También me alegro de verte — saludé mientras él palmeaba mi espalda con un poco de fuerza, un hábito que normalmente solo tenía conmigo y mi padre. —Tu madre me dijo qué has estado aquí desde hace unas semanas. Veo que es de esa forma — continuó, sonreí a medias, y le ofrecí asiento, me senté frente a él en uno de los sofás oscuros y suspiré pesadamente. —He estado ocupado con la universidad, así que decidí pasar un par de días aquí para estar más tranquilo. —Entiendo. Tu padre cree que escondes a alguien aquí. ¿Cuánto de eso realmente es verdad, Andy? — sonrió, Frank apareció con una taza de café en ese momento, se la dio a Taylor y luego de que éste le agradeciera se marchó en silencio dejándonos solos de nuevo. —Bueno... ¿Crees que se enoje si es verdad? — pregunté, Taylor sonrió mientras tomaba un sorbo de café, dejó la taza sobre la mesa de madera del centro y respiró hondo antes de contestar, sabía que pensaba en lo mucho que mi padre se enojaría. —No lo sé. Sabes como es tu padre a veces, su humor suele ser demasiado voluble, tal como cuando era joven, así que quizá solo te reprenda o tal vez realmente se moleste contigo. Es difícil saber cuando se trata de él — alzó ambas cejas y yo me encogí de hombros. Por supuesto que sabía como era mi padre, y eso era lo que más me asustaba. Mi padre era una persona tranquila y amorosa, realmente estaba seguro que era le mejor persona de todas, pero también era sumamente estricto y sobreprotector con mi madre y conmigo y lo entendía, pero muchas veces no sabía como reaccionaría. —No puedo tener a Olivia dentro de la casa estando mi madre ahí, ¿verdad? Sería algo muy estúpido de mi parte, no quiero que mi madre se moleste o preocupe por lo que hago — murmuré despacio, Taylor estalló en carcajadas roncas que llenaron el espacio, eso no me hizo sentir mejor. — Tus padres siempre se preocupaban, eres su único hijo, Andy. Aunque realmente creo que están bastante emocionados por verte y por la llegada de tu familia. Dime, entonces, ¿realmente hay alguien viviendo contigo aquí aparte de Frank? —No esta viviendo aquí como tal, simplemente hemos estado un par de días juntos, es todo. —¿Y quién es, Andy? —Olivia Capmbell, ¿te suena el nombre? —Ahora entiendo, esto realmente puede ser un problema para tu padre. ¿Irá contigo hoy? —Sí. —¿Lo saben tus padres? — preguntó ahora en tono serio, sabía que había sido una mala idea enamorarme de la hija de uno de los socios de mi padre. ¡Diablos! —Les dije que les presentaría a alguien nuca les dije específicamente que se trataba de ella. Sonaron alegres con la noticia, aunque supongo que podrían cambiar de opinión al respecto. —¿Cariño? — preguntó Olivia entrando al salón y pude ser consciente de lo hermosa que se veía. Me puse de pie rápidamente y Taylor hizo lo mismo. El verde esmeralda de su vestido combinaba con sus ojos y hacia que su piel blanca tuviera un brillo especial. Se había recogido el cabello rojo en un moño alto con pequeños rizos cayendo sobre su rostro. El escote corazón realzaba su figura, el vestido se hacía pequeño en su delicada cintura y luego caía en suaves capas hasta sus pies, una abertura lateral llegaba hasta su muslo otorgándole un toque sensual sin perder la elegancia. Realmente se veía hermosa vestida así, pero justo ahora estaba imaginando como sería arrancárselo más tarde y verla fuera de él. —Taylor, ella es Olivia Capmbell. —Es un placer, señorita Capmbell. Soy Taylor Lauren, jefe de seguridad de la familia Sullivan. Me encargaré de llevarlos de forma segura— ambos se dieron la manos con sonrisas de cortesía y amabilidad. —Señor Taylor, el placer es mío y gracias. —Los esperaré en el auto. No tarden demasiado, tu madre me pidió que fueran puntuales y sabes que eso es verdad — dijo Taylor antes de salir por la puerta de cristal y desaparecer por el pasillo hacia la salida. —Te ves hermosa, Oli. En serio que eres muy muy hermosa— sonreí, ella se acercó a mí y sonrió tímidamente. —¿Crees que le agrade a tus padres? —Por supuesto. ¿Por qué no lo harías si eres hermosa y brillante? — pregunté mientras apartaba un mechón de cabello rojo de su rostro y ella se mordía los labios rosa, era extraño verla tímida, pero también me gustaba cuando lo era. —¿Tu padre… —No te preocupes, es una buena persona. Ambos te adorarán, estoy realmente seguro de ello. Estaré ahí contigo, mi familia realmente va a amarte y espero que también disfrutes estar ahí — susurré tratando de sonar confiado y tranquilo, yo mismo me sentía un poco inseguro acerca de esa noche. Besé su mejilla, tomé su mano con la mía y salimos del salón hasta donde Taylor nos esperaba con el auto.

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