Anastasia. Un Acura blanco pasó por mí a la clínica. El chófer muy amable, Camilo, un señor de algunos 55 años fue agradable conmigo. ¿Hace cuanto no se veía eso de que el caballero le abría la puerta a la dama? Yo solo había visto eso en películas medievales, bien antiguas, y que ahora me regalen flores, y también me envíen a buscar, me lo encuentro demasiado para mí. Después de desplazarnos por unos quince minutos, el auto se detuvo frente a un gran edificio que se tomaba una esquina entera de la avenida. Se rodeaba todo el lugar para poder entrar por la puerta solo para "Propietarios" enseñando un pase a los de seguridad. Al parecer la empresa tenía varias entradas. Sin embargo, Camilo condujo por todo el extenso y amplio parqueo hasta adentrarse al sótano, el cual tenía más