Adriano. Se inclinó y con una servilleta limpió mi barba. Todo el rato en que estuvimos comiéndonos la pizza nos hemos reído un montón y no he podido dejar de sentirme distinto. Era la primera vez que hacía esto, yo nunca había traído una mujer a mi oficina. —Creo que ha sido un error dejarme crecer la barba — emití mirándola sonreír. —Por qué? ¿Hace cuanto tomaste la decisión de no rasurarla por completo? — me preguntó curiosa. —Cuando nació mi primera sobrina, van a hacer tres años que decidí no rasurarme por completo, pues antes no me gustaba tener ni un pelito en mi rostro, pero ahora noto que me veo mucho más guapo. Sin embargo, me ensucio todo al comer— le expliqué mirándola sonreírme. —Demasiado guapo diría yo... — susurró —Digo y.… que tal tu sobrina? — me pregu