Al día siguiente... Abigail se miró en el espejo, sintiendo una mezcla de nervios y emoción. Norah, su amiga y confidente, estaba a su lado, ajustándole un mechón de cabello que se había escapado del elaborado peinado. El vestido suelto que Max había elegido para ella caía con gracia sobre su figura, ocultando su incipiente embarazo, pero resaltando su belleza natural. —No puedo creer que esté haciendo esto —murmuró Abigail, mientras los estilistas terminaban de aplicar el último toque de brillo en sus labios. —¡Vamos, Abigail! —exclamó Norah, sonriendo con complicidad. —Te ves increíble. Max tiene razón al querer que lo acompañes. Este evento es importante y tú eres la mujer que él necesita a su lado. Abigail suspiró, sintiendo cómo la ansiedad la carcomía. —No lo sé, no estoy acost