Ethan se posó junto a Isabella en la habitación del hospital, donde la suave luz del atardecer se filtraba a través de la ventana. El ambiente aún vibraba con emoción, pero ahora reinaba una calma reconfortante. Miró a su esposa, su rostro iluminado por una mezcla de amor y agotamiento. —No puedo creer que tengamos tres pequeños —dijo Ethan con voz llena de asombro. — ¿Qué te parece si empezamos a pensar en los nombres? Isabella sonrió con sus ojos brillando de ternura. —¡Sí, es hora de darles nombres tan especiales como ellos! —respondió acariciando su vientre aún hinchado. — ¿Qué tal si comenzamos con la niña? —propuso. Ethan se rascó la cabeza, pensativo. —Siempre me ha gustado el nombre «Sofía». Es elegante y significa «sabiduría». Isabella asintió, ampliando su sonrisa. —M