En medio de la celebración, Ethan y Isabella se miraron a los ojos y supieron que era el momento perfecto para escapar de la fiesta y disfrutar de un rato a solas. Con la ayuda de sus familiares, dejaron a sus hijos en buenas manos y se dirigieron a un majestuoso hotel en el corazón de Washington D. C. El ambiente del hotel era íntimo y romántico, y Ethan y Isabella no pudieron evitar sentirse emocionados al entrar en la habitación. La expectativa de lo que estaba por venir les llenaba el corazón de anticipación y nervios. Ethan tomó la mano de Isabella y la llevó hasta el balcón, desde donde podían admirar la ciudad iluminada. La noche estaba preciosa y el ambiente era perfecto para lo que habían anhelado durante tanto tiempo. —Isabella —susurró Ethan, volviéndose hacia ella. —Estoy ta