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Miro por la ventanilla del taxi, lo que observo me inquieta, la ciudad de México parece ser un lugar muy grande, demasiado para una chica extranjera como yo. Recuerdo que de adolescente quería venir a este lugar, había escuchado maravillas por parte de mis padres, pero al mismo tiempo había escuchado ciertos comentarios de la gente a mi alrededor, que México era un lugar peligroso donde la gente no vivía, sino que simplemente trataba de sobrevivir. No podía creer que había logrado llegar bajo esas circunstancias, buscando a mi hermana secuestrada, con poco dinero y sin conocer absolutamente nada del país más que simple información de lugares turísticos, pero el lugar al que me dirigía era todo menos un sitio ideal para vacacionar. —Parece ser que viene de muy lejos señorita—manifiesta e