Acomoda su cabello cobrizo antes de tocar a la puerta de madera, no fue nada fácil convencer al conserje para que le permitiera el acceso al edificio donde vive su adinerado jefe. De repente la puerta es abierta mostrando a Kyllian en ropa deportiva, la joven abre la boca mientras lo observa de pies a cabeza. Es como si lo estuviera viendo en cámara lenta, detalla la piel bronceada y el sudor bajar por su cuerpo de una manera tan lenta que la hace tragar grueso. ¡Es como un Adonis! Piensa Willow intentando mantener la compostura y la poca estabilidad mental que le queda. —¿Qué te trae por aquí? —esa voz gruesa irrumpe con los pensamientos de la joven. —O-oh sí, yo... vine a traerle su cena —alza la bolsa que trae en manos. —¿Y por qué? —frunce el ceño confundido—. Es decir, agradezco qu