Mina y Brenda nunca se habían divertido tanto. La feria estaba sobrada de opciones, tenía todo tipo de juegos, altura, velocidad, puntería, era una locura, y había comida y dulces por todos lados, para ellas dos era como volver a tener diez años, solo que con dinero y sin papás prohibiéndote subirte a cosas. A partir de hoy tenían muy claro que son pésimas en puntería, no dieron ni un solo tiro con la pistola, tampoco jugando dardos, con una pelota de basket, todo les salía mal si requería de su habilidad para golpear algo. Eran muy buenas, aguantando cambios de altura y lo adoraban, toda la emoción y la adrenalina pura en cada subida o bajada valía la pena el riesgo. Ambas están de acuerdo en que se las hacía sentir mucho más vivas y energéticas. Las dos se miraron y comieron un perrito