Brenda no se había mantenido virgen por falta de ganas, una promesa a Dios o algún tributo a su esposo. Simplemente, esperaba más, no sé si de la televisión y los actores que veía o de los libros de amor que de vez en cuando le hacían compañía, pero, tenía un tipo de hombre, ese que era similar a un adonis y Damian perfectamente cumplía con las características, por no hablar de que su mirada puesta sobre ella en busca de algún tipo de reacción, encendía cada uno de sus sentidos, tenía los pezones erectos con cada respiración que daba su cuerpo recibía un pequeño y placentero desgarra de placer a lo largo de su cuerpo, le encantaba la sensación y le gustaba el hombre que tenía frente a ella. —No voy a comerte Brenda, no a menos que me lo pidas. —Estoy segura de que el dolor disminuyó po