Piénsalo

1270 Words
Brenda había ido a un par de entrevistas de trabajo, regularmente eran incómodas, pero esta entrevista o evaluación era mucho peor. Había un médico que certificaría la presencia de su himen, antes tenía que llenar un consentimiento, también tena que poner sus medidas en papel, una joven le acercó un a pieza de lencería y le pidió que realizara el cambio de ropa, para que la pudiera medir. —La primera vez aquí es horrible—Reconoce. —Mi nombre es Catalina—Se presenta y le saluda con un estrechón fuerte de manos. —Nadie viene aquí porque le gusta el sexo y le van a dar dinero. —Me imagino. —Pero, estás en un lugar seguro, lee bien el contrato, vamos a hacerlo juntas. Voy a resumirte, luego leemos palabra pro palabra —Brenda asintió. —Los clientes le pagan una cuota de ingreso y un porcentaje al club, si te dicen que son 1000 dólares eso te van a dar porque ya lo dedujeron. Cuando se hace subastan tienes que ser virgen o aceptar el sado, o las que lo hacen una noche al mes por una suma ridícula, pero tienes que hacerlo todo. Cualquier cosa que se les antoje —Respondió. La mujer leyó lentamente cláusula por cláusula, pagos, las indemnizaciones y todo tipo de seguros que aportaba el club. Le aseguró que la única forma de que saliera mal era que ella se retractara en un acuerdo ya hecho. —No entiendo. —Ejemplo, desde el momento en el que te montes en la tarima no puedes decir no y mucho menos en ala habitación, si el cliente te devuelve porque no quieres hacer algo, tienes que pagarle al club, 50 000 dólares para indemnizar al cliente y los gastos efectuados, como este contrato y como la ropa que gastan en nosotras o los peinadores, todos esos gastos que nos parecen estúpidos y que ellos hacen para tener más dinero. —Claro. —Brenda, tú tienes veintitrés, estás terminando una carrera, eres joven e inteligente lo que muchas aquí quisieran. ¿Por qué esperar todos estos años y haces esto? —Porque me quitaron el préstamo universitario, tengo que pagar mil dólares al mes que no tengo, mi papá acaba de tener un accidente y si no tengo cómo pagar va a un hospital público y por último no tengo nada… no tengo una moneda y tengo que pagar la universidad en la que estoy su quiero ese título universitario. Necesito dinero para una licenciatura y puedo seguir... Lo único que tengo en este momento es mi v****a. —Las cosas que se hacen por la familia. —Comenta Catalina y le da la mano. —Léelo de nuevo, piénsalo de nuevo y cuando estés lista vengo a tomarte las medidas y con el médico, de no ser así, la puerta todavía está abierta para salir. —Gracias. Mina había pedido más de un favor en el club, sabía a qué Catalina era muy buena preparándolas para cualquier evento, pero le gusta trabajar con un mes de anticipación. Era la encargada de organizar agentes, cobros, espectáculos, eventos y la subasta era su favorito, porque ganaba buen dinero en ello. Varo planificaba un montón de cosas y tenía buenas ideas, pero Catalina tenía mucha más gracia al hacer las cosas. Varo le dio un par de besos en los labios a mina y le quitó el pelo del rostro para poder mirarla. Era preciosa, absolutamente divina, con unos ojos oscuros, unas pestañas recién puestas, los labios inyectados y sus magníficas tetas que impresionantemente eran naturales. La joven sonrió y le dio las gracias. —Gracias a ti por conseguirme ese tesoro. —Es mi amiga, yo... me gustaría darle el dinero o y pagarle yo. —No, no puedo darte esa cantidad Mina. —Ochocientos mil, el año pasado hice un millón. —En su mayoría acostándote conmigo—respondió mientras movía sus caderas contra ella. Mina le ponía muchísimo, de verdad le encantaba esa mujer, pero puta una vez, puta cien veces, la quería querer, de verdad, pero... no podía confiar en ella y eso es invaluable en cualquier relación. —Qué más quiere la princesa?—pregunta Varo. —¿Vas a dormir conmigo hoy? —Eso nos va a hacer daño. Quería hablarte de algo—Dijo Varo y país sus manos de su rostro a su cuello, luego por sus senos y finalmente las dejó sobre sus nalgas. —Quiero que elijas una carrera, voy a pagarte una carrera completa, porque puedes trabajar toda ka vida aquí. —¿Me estás ..? —Eres inteligente, guapa y te mereces más. Todo. Tienes veintiséis años y se van a Empezar a notar en unos meses y en dos años tendrás que dejarlo y en tres tendrás que pensar cómo mantener o vender ese Penthouse dinos qué compraste. —No soy inteligente, no sé de matemáticas, no sé de español, terminé el cole porque se la chupaba al director para quises y exámenes, le dejaba...—Ella se encogió de hombros. —No sé nada, ni las tablas, sé ser bonita. —Entonces sigue siéndolo mi amor, te he visto peinar a las otras chicas y te pegas sola las pestañas, lo más sexy del planeta cuando soplas la goma —comenta y los dos ríen. —Entonces, estudia belleza, yo te lo p**o y yo te pongo el salón. Seremos socios. —Socios...—Comentó emocionada. —Sí. —Ven a dormir hoy—pidió Mina. —Iré solo a follar. —Varo, eres un hombre de cincuenta, soltero y sin hijos. Yo no quiero ser tu mamá, no quiero solo abrazarte, te estoy ofreciendo la cena caliente en la noche y todo el sexo que quieras durante el día y la tarde, estoy ofreciéndote lo único que no estoy dispuesta a darle a alguien. —¿Me amas porque le hice un favor a tu amiga? —Te amo porque veo lo bueno en ti. La cena se sirve a las 5:30 pm, porque hoy no tengo que trabajar y porque es lo que hace JLo —Los dos se miran. —Y tengo que ir a correr después porque este culo no se mantiene bonito sentando viendo TV. Te amo porque mereces amor, no eres un monstruo ni un imbécil, un poco pervertido, pero quiero que seas mío. —Tuyo. —Sí. —ella le guiña un ojo y va a la habitación en la que está Brenda leyendo, de inmediato sabe que su amiga quiere salir corriendo y le quita los documentos. —Puedes pensarlo y puedes elegir no hacer esto. —¿Cuál es la opción? —No sé... no tengo idea, pero siempre encontramos la opción —Dice Mina con una sonrisa. Su amiga le toma de la mano. —Siempre prefiero pensar que puedo contra todo, que voy a tener una vida adulta maravillosa porque me tocó una infancia de mierda, la etapa que debería ser la más feliz de mi vida, la más fácil. Mina lo entendía y sabían lo que la gente pensaba cuando hablaba de su trabajo, pero la gente no sabe en realidad como es tener frío a la dos de la mañana en una calle, no saben lo que es tener a un hombre penetrándote sin tu autorización, tampoco sentir vergüenza porque estás robándote los restos de comida de alguien, comida que los restaurantes mezclan con la bolsa de desechos del baño para que nadie más los consuma, pero, eso es lo que hay. —¿Quieres irte?—preguntó Mina.
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