Capítulo 5 EL Duque se había levantado temprano, como tenía por costumbre. En lugar de dirigirse a las caballerizas, sin embargo, como lo hacía casi siempre, se encaminó hacia su zoológico privado. Aquello era algo que le entusiasmaba y que estaba muy cercano a su corazón. Había aprendido, no obstante, que suponía un gran error el hablar a la gente de él. O le decían que los animales salvajes los aterraban, o que significaba una crueldad mantenerlos encerrados en jaulas. Estaba harto de escuchar los mismos argumentos una y otra vez. El hecho de que los zoológicos privados existieran desde los tiempos de Julio César no los impresionaba. Por consiguiente, había instalado a sus animales fuera de la vista de cualquiera de sus huéspedes que pasearan por los jardines. Lo tenía exclusivament